viernes, 19 de diciembre de 2014

LA VOZ DE LA SANGRE DE TU HERMANO CLAMA A MÍ DESDE LA TIERRA.

La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. (Génesis 4:9-11).

La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. (Génesis 4:10, 11 LBLA).

Antes de la institución del gobierno y de la iglesia, antes de formar a la nación de Israel, Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza y trató con toda la humanidad de modo directo. 

La vida es un regalo de Dios al ser humano, no nos damos vida nosotros mismos. Él es quien la da y quien la quita, y por lo tanto quien la protege y pone restricciones al hombre en cuanto a la vida de los demás seres humanos.

En Génesis 9 Dios nos dice: Y ciertamente pediré cuenta de la sangre de vuestras vidas... Y de todo hombre, del hermano de todo hombre demandaré la vida del hombre. El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios hizo El al hombre. (Génesis 9:5-6 LBLA).

Debido a la semejanza con Dios con la que el hombre fue creado, Dios se hace responsable de llamar a cuenta a todo aquél que derrame la sangre de otro ser humano.  Es por esta razón que Dios llamó a cuentas a Caín cuando éste asesinó a su hermano Abel. Es por esta misma razón que, no importando si quienes cometen homicidios o quienes son asesinados profesan o profesaron a Jesucristo como Señor y Salvador, los cristianos evangélicos tenemos que sostener, anunciar y denunciar que sea la delincuencia organizada, sea la clase política, sea el gobierno en cualquiera de sus tres niveles, sea la sociedad civil, todos estamos bajo el escrutinio y juicio de Dios cuando arrebatamos la vida a otro ser humano.

Lo que hemos estado viviendo como nación ya no tiene calificativo, la muerte impera por doquier. No se valora ni dignifica la vida del género humano. Por alcanzar el poder un político mata a otro o manda a matarlo. Por ganar una plaza más para vender droga, un cartel asesina, decapita y cuelga los cuerpos del cartel contrario en puentes peatonales. Por enriquecerse un gobernante defrauda con millones de pesos al pueblo que lo eligió mientras muchos mueren de hambre, frío y enfermedades que podrían ser curadas si ese dinero se hubiese invertido en servicios públicos, olvidando que el buen político está para servir al pueblo, no para servirse del pueblo.

Un día vino uno que no quitó la vida a nadie, sino que puso su vida en rescate por muchos, que no derramó la sangre de otro, sino la suya para perdón de pecados, uno que no conquistó disparando balas, ni esgrimiendo armas, ni con discursos demagógicos, sino lavando los pies, curando las heridas, levantando al caído, alimentando al hambriento, liberando al endemoniando, perdonando pecados. 

La humanidad no ha visto antes ni después a alguien que como Él, se haya despojado de sus prerrogativas divinas y, haciéndose hombre, haya tomado la humilde forma de siervo, no de opresor y tirano. Siendo el mayor se hizo como el menor, siendo rico por nosotros se hizo pobre, para que nosotros con su pobreza fuésemos enriquecidos.

El Señor Jesucristo ha sido puesto por el Padre para que, en su segunda venida, juzgue a las naciones con vara de hierro y desmenuce a los gobernantes de este mundo como vasijas de barro. Mientras tanto, a sus seguidores nos toca demostrar y extender su reino y su justicia, pero siguiendo su modelo, no el de los "señores de este mundo", orando como nos dice el apóstol Pablo y denunciando, como lo hizo Juan el Bautista y los profetas del Antiguo Testamento.

FRE

jueves, 11 de diciembre de 2014

LOS MEDIOS PARA CRECER ESPIRITUALMENTE- DISCIPLINADO POR LA GRACIA

 LOS MEDIOS PARA CRECER ESPIRITUALMENTE 

 DISCIPLINADO POR LA GRACIA

Las disciplinas no son un fin en sí mismas. No están diseñadas para que nos sintamos recompensados si las hacemos, o castigados si no las hacemos. Deben ser dirigidas solamente por la gracia, y no por la ley. Si entendemos adecuadamente la gracia, seremos obedientes: la misma gracia que nos trae la salvación  también nos disciplina como creyentes. 

Tito 2:11-12 En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, (Tito 2:11-12 NVI).

La palabra traducida “enseña” es el vocablo griego paideuo. Viene de la palabra usada para  entrenar a un niño, e. d. educar, o por implicación, disciplinar mediante castigo, admonición, y regaño. Todas estas acciones eran administradas en amor, y para el beneficio del niño. Fue usada en Efesios 6:4 cuando Pablo encargó a los padres a criar y educar a sus hijos en la disciplina e instrucción del Señor. “La disciplina incluye toda instrucción, todo regaño (reconvenir) y toda corrección, y todas las circunstancias dirigidas providencialmente en nuestras vidas de tal modo que coadyuven a cultivar un desarrollo  espiritual y un carácter santo y piadoso.” 

Debido a que por naturaleza somos orientados al desempeño o ejecución, es fácil pensar de las disciplinas  espirituales  (tiempo devocional, estudio de la Biblia, oración, etc.) como requerimientos legales, más que como productos de la gracia. Esta es la razón por la cual necesitamos mantener en mente los dos soportes o sujetadores de la gracia: la justicia de Cristo, y el poder de Cristo.

 • Todas nuestras respuestas a los tratos de Dios con nosotros, y toda nuestra práctica de las disciplinas espirituales deben estar basadas en el conocimiento de que Dios está tratando con nosotros por y con su gracia.
• Todo nuestro esfuerzo por enseñar a vivir piadosamente y a madurar espiritualmente a otros debe estar basado y fundamentando en la gracia de Dios. 

Salvación y Disciplina son inseparables 

Dios nunca salva a una persona para luego dejarla sola y que continúe en su inmadurez y estilo de vida pecaminoso. A los que salva,  los disciplina. Nuestro desarrollo espiritual no es dejado a nuestra iniciativa, ni depende de nuestra propia sabiduría para reconocer en cuáles áreas y en qué dirección necesitamos crecer. Más bien, es Dios mismo quien inicia y supervisa nuestro desarrollo espiritual. Esto no significa ni quiere decir que no tenemos responsabilidad en responder al entrenamiento y desarrollo espiritual de Dios en nuestras vidas, sino más bien es decir que Él es el único que está a cargo de nuestro entrenamiento. 

Dios usa a pastores y cristianos  maduros como sus agentes o medios para desarrollar a los cristianos nuevos, y Él usará medios tales como su Palabra y las circunstancias para  disciplinarnos. Pero Él es el último responsable. Si no estamos creciendo, si no hay diferencia en nuestras vidas antes y después de la salvación, entonces hay motivo para estar preocupados. Si no somos disciplinados, entonces no somos hijos legítimos, sino bastardos (Hebreos 12:8). Debemos examinarnos y probarnos a nosotros mismos si realmente permanecemos en la fe (2a Corintios 13:5), no vaya a ser que hayamos hecho una profesión de fe vacía. Nuestra profesión de fe sola no nos salvará. Por lo tanto, debemos con anhelo y apremio afirmar nuestro llamado y elección. 

Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y elección de parte de Dios; porque mientras hagáis estas cosas nunca tropezaréis; (2 Pedro 1:10 LBLA).

Debe haber evidencia de nuestra fe, pero la evidencia sola, es decir, nuestra obediencia, tampoco nos salva. Solamente la fe en Cristo puede salvarnos. Pero si nuestra fe es salvífica y genuina, deberá mostrar evidencias. Como dijo Lutero: “Somos salvos sólo por la fe, pero la fe que salva nunca está sola.” 

Una breve definición de fe salvífica: 

• Confiar sólo en Cristo como nuestro salvador sin añadir nada de nuestra propia piedad o bondad. 
• Morir al reinado del pecado en nuestras vidas a través de nuestra unión con Jesucristo. 
• Ver la gracia de Dios funcionando en nosotros para disciplinarnos y entrenarnos de tal modo que crezcamos. 

“La disciplina de Dios en nuestras vidas y, de parte nuestra el deseo de crecer, aunque sea débil y casi imperceptible, es el resultado inevitable de recibir de Dios el don de la salvación por fe.”

 La Gracia nos enseña a decir No 

La gracia se evidencia a sí misma en maneras tanto positivas como negativas. No solamente hacemos lo que es correcto, sino que dejamos de hacer lo que es incorrecto. La gracia primero nos enseña a decir no a las pasiones impías y mundanas. En su sentido amplio, la impiedad significa no tener conciencia de Dios, ignorarlo o no tomarlo en cuenta en nuestra vida. Una persona puede ser altamente moral, aun benevolente, y permanecer siendo impía. La gracia nos enseña a renunciar a esta actitud impía e indigna de Dios. 

La gracia nos enseña a decir no a las pasiones mundanas. No debemos tener deseos desordenados por, y preocupación con, las cosas de esta vida terrenal: posesiones, prestigio, placeres, y poder. Estas cosas no deben dirigirnos ni motivarnos. 

Morimos al dominio del pecado en nuestras vidas, y por lo tanto hacemos morir los delitos y transgresiones de la carne (Romanos  8:13). Nos abstenemos de los deseos pecaminosos que batallan contra nuestra alma (1a Pedro 2:11). 

La Gracia nos enseña a decir Sí 

El pecado innato que permanece en nosotros tiene una persistente inclinación hacia las pasiones mundanas y necesita el constante freno de negarle la gratificación que busca. Pero no podemos dejar un vacío simplemente dejando lo malo. Debemos reemplazarlo con lo que es bueno. Y de ese modo nos desvestimos del viejo hombre y nos vestimos del nuevo hombre (Efesios 4:22-24; Colosenses 3:9-10). Es como usar un par de tijeras. Una navaja no puede cortar por sí misma. Ambas navajas deben estar unidas en el pivote y funcionar en conjunción con la otra para ser efectivas. 

La gracia nos enseña a “vivir vidas auto-controladas, honestas, y piadosas en esta edad presente” (Tito  2:12). Esto se refiere a acciones respecto a nosotros mismos, hacia otros, y hacia Dios. Debemos ejercitar control y practicar la bondad. Debemos tratar a otros como nos gustaría que nos tratarán. (Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados, porque eso nos enseña la Biblia. (Mateo 7:12 TLA). Y debemos considerar ( tomar en cuenta) la gloria de Dios y su voluntad en cada aspecto de nuestras vidas, haciendo todo con reverencia y amor por Él. No debemos dar la oportunidad de que el nombre de Dios sea blasfemado entre los no creyentes. (Romanos 2:24; Tito  2:5,8), preservando así la integridad y reputación de la iglesia. Esto no puede ser hecho por nuestra firmeza de carácter o por nuestra fuerza de voluntad. Nos falta la habilidad en nosotros mismos para ser obedientes. Es por su gracia, no por la culpa y carga de la ley, que somos disciplinados. Debemos aprender a  depender de Cristo  diariamente para nuestra aceptación y para nuestro poder.


Un hombre rico preguntó a Jesús qué debería hacer para ser salvo. Dicho hombre dijo a Jesús que había obedecido la segunda  sección de los Diez Mandamientos desde que era un niño (es decir, el trato a los demás). Así que Jesús lo evaluó tocante a su relación con Dios (los primeros cuatro mandamientos). Jesús dijo a este hombre rico que vendiera sus posesiones y lo siguiera. El hombre se alejó de Jesús apesadumbrado, porque era muy rico, y aunque era una persona moral, amaba sus pertenencias con un amor impío y mundano. No había tomado en cuenta a Dios en su vida (Mateo 19:16-22).

viernes, 14 de noviembre de 2014

VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS

VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS 

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros 2a Corintios 4:7. 

En este pasaje Pablo está diciendo que lo importante no es el recipiente, sino lo que está contenido en él. El evangelio es el tesoro, los predicadores son los vasos de barro. En el tema que nos ocupa, lo importante es el vino, no el odre. El recipiente puede y debe cambiar, el contenido NO, nunca.

 I. EL VINO NUEVO DEBE IR EN RECIPIENTES NUEVOS.

 1. Los discípulos de Juan se le acercaron entonces, y le preguntaron: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no?» Jesús les respondió: «¿Acaso los invitados a una boda pueden estar de luto mientras el esposo está con ellos? ¡Claro que no! Pero vendrán días, cuando el esposo les será quitado. Entonces ayunarán. Nadie remienda un vestido viejo con un paño de tela nueva, porque la tela nueva estira la tela vieja, y la rotura se hace peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres, y entonces el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo debe echarse en odres nuevos, y tanto lo uno como lo otro se conserva juntamente.» (Mateo 9:14-17 RVC). 

El Señor Jesucristo, al venir a la tierra se encontró con que la fe monoteísta de los descendientes de Abraham se había convertido en un sistema religioso fuertemente legalista y rígido. De la idolatría que reinaba en tiempos del A.T. habían pasado a la religiosidad externa e hipócrita con la que Él tuvo que lidiar y hacerle frente. La persona y las enseñanzas de Jesús, y luego su obra consumada en la Cruz del Calvario, fueron rechazadas por los religiosos (fariseos, escribas y saduceos) de su tiempo. La simplicidad y sencillez, la vida misional y no institucional, y el mensaje que predicaba hicieron de Jesús un enemigo del status quo religioso del primer siglo. Así que obviamente su mensaje nuevo y su forma de ser, chocaron con los esquemas mentales y religiosos de su tiempo. De ahí que cuando Él formó su grupo de discípulos no haya escogido a nadie con trasfondo religioso profesional, sino gente sencilla y sin prejuicios religiosos en contra suya. 

Tela nueva= literalmente, "sin encoger". El significado de esta metáfora es que las enseñanzas de Jesús acerca del reino "tela nueva" no son compatibles con las tradiciones "vestidos viejos" de los fariseos. Que la tela nueva no funciona bien con tela vieja es análogo con tratar de "completar" la verdad del nuevo pacto con las antiguas formas mosaicas ceremoniales. Los odres se revientan. El vino nuevo se dilata durante la fermentación. Los odres nuevos pueden dilatarse durante este proceso sin romperse, pero los odres viejos que ya se han dilatado al máximo, se revientan. Las pieles de los animales eran utilizadas en la fermentación del vino por su elasticidad. Una vez que el vino fermentaba, la presión subía estirando el odre. Una piel previamente estirada carecería de elasticidad y podría romperse, estropeando tanto el vino como el odre. Jesús usa esto como una ilustración para enseñar que las formas de los antiguos rituales, como la práctica del ayuno celebrada por los fariseos y los discípulos de Juan, no estaba ajustada al vino nuevo de los tiempos del nuevo pacto (Col. 2:17). 

En los tiempos bíblicos, el vino no era guardado o contenido en botellas sino en pieles de cabra cosidas alrededor de los bordes para formar una bolsa que retuviera el líquido. El vino nuevo se expandía a medida que se fermentaba, extendiendo así a su recipiente. Después de que el vino se iba añejando, la piel estirada explotaría si se le introdujera más vino nuevo. El vino nuevo, por lo tanto, debería ponerse dentro de odres nuevos. Jesús usó esta descripción para explicar que Él no había venido a arreglar (parchar) el viejo sistema religioso del judaísmo con sus reglas y tradiciones. Su propósito era traer algo nuevo, aunque había sido profetizado por siglos. Este mensaje nuevo, el evangelio, decía y dice que Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a la tierra a ofrecer perdón de pecados y reconciliación con Dios a quienes se arrepintieran de sus pecados y pusieran su fe en Él. El evangelio no encajó ni encaja hoy con un sistema religioso legalista y rígido. Necesitó un comienzo fresco y nuevo, y lo mismo requiere hoy. El mensaje del evangelio siempre permanecerá "nuevo" porque debe ser entendido, aceptado y aplicado en cada generación. Cuando seguimos a Jesucristo, debemos estar preparados para nuevas maneras de vivir, nuevos modos de ver a las personas, y nuevas formas de servirles. En ambas analogías (vv.16, 17) el Señor está diciendo que lo que los fariseos hacían en el ayuno y en otros rituales no formaba parte del evangelio. 

Hoy, los primeros odres que deben romperse o cambiarse son las estructuras mentales que hemos dejado que se formen en nuestro ser. La Palabra de Dios es viva y eficaz, el mensaje del evangelio siempre es nuevo, pertinente y relevante, pero son las estructuras mentales (paradigmas) de los cristianos y sus líderes las que deben renovarse a fin de poder contener esa verdad siempre nueva y viva del evangelio de nuestro Señor Jesucristo y dejarlo correr como ríos de agua viva. De hecho, el apóstol Pablo nos insta a transformarnos mediante la renovación de nuestro entendimiento, para poder comprender la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2). 

Debemos vernos como Dios nos ve, y actuar en consecuencia. Él nos ve como ciudadanos de su Reino, no como simples miembros de una iglesia local. Nos ve como enviados, no como gente sentada. Nos ve como llamados, dotados, equipados y empoderados por el Espíritu Santo para hacer discípulos a todas las naciones, no como gente dependiente de los profesionales del púlpito (y digo esto siendo una persona que por 27 años se ha dedicado al ministerio pastoral, docente, evangelístico y de siembra de iglesias). Dios quiere que nos veamos como Él nos ve, ese pueblo que confía en Él, que se arriesga, que se compromete, que por amor y gratitud a Él presenta su vida en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios. Estoy convencido que sólo la acción del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios podrán romper los paradigmas que impiden que el mensaje siempre nuevo y fresco del Evangelio cambie a nuestras iglesias y de ahí al mundo. Es tiempo de recuperar la verdadera naturaleza misional de la iglesia de Jesucristo. Es tiempo de que el Dios Trino haga pedazos la mentalidad consumista y enfocada hacia dentro que caracterizan a la mayoría de las iglesias y de los cristianos. 

Debemos dejar de ver a la iglesia como un lugar, como una institución de mantenimiento o como un club al cual venimos a que nos provean de bienes y servicios religiosos. Hay una rica y abundante fuente de imágenes de la iglesia en la Biblia que espera ser estudiada y aplicada en la vida de nuestras iglesias como para que sigamos presos de ideas e imágenes extrabíblicas que distorsionan e impiden que cumplamos la Misión de Dios. Si nuestros paradigmas no cambian, los otros cambios serán sin provecho, sin fruto y de corta duración. Pero si primero experimentamos cambios de paradigmas, los otros cambios se darán de una mejor manera y permanecerán llevando fruto para Dios el tiempo que Él quiera. 

Los otros cambios necesarios son en el campo de las estructuras eclesiásticas. Debemos recordar que las estructuras son solamente medios para que el fin o razón de ser de la iglesia se cumpla. Hay iglesia porque hay misión. La misión consiste en demostrar y extender el Reino de Dios. La historia nos enseña que las estructuras, han llegado a ser obstáculos en vez de ayuda para la consecución de la misión de Dios, cuando se han endiosado, divinizado e idolatrado. Hemos fallado en reconocer que las estructuras que en un tiempo nos fueron útiles, en otro podrán estorbarnos. Lo que permanece para siempre es la Palabra de Dios, no las estructuras eclesiásticas con sus programas, y actividades. Nuestro compromiso es con el Reino de Dios y la Misión de Dios, no con una denominación o estructura, por mucho que ésta nos guste o nos haga sentir cómodos. 

También les contó una parábola: «Nadie corta un retazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace, no solamente arruinará el vestido nuevo, sino que el remiendo no quedará bien en el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo hará que se revienten los odres; entonces el vino se derramará, y los odres se echarán a perder. El vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Así, tanto el vino como los odres se conservan. Y nadie que haya bebido el vino añejo, quiere beber el nuevo, porque dice: “El vino añejo es mejor.”» (Lucas 5:36-39 RVC).

 Hay gente, siempre ha habido y la habrá, que se encariña con lo viejo y lo considera mejor, a pesar de que los cambios en nuestro derredor demanden de nosotros nuevos acercamientos a la Biblia, a la iglesia y a la cultura. Estos son los que dicen, “aquí siempre lo hemos hecho de esta manera” o “nunca lo hemos hecho de ese otro modo”. Repito, el mensaje del evangelio no cambia, pero la manera de vivirlo, compartirlo y multiplicarlo siempre debe estar cambiando ya que éste por naturaleza es adaptable a toda época y cultura. 

II. EL CRISTIANO SABIO SABE COMBINAR CON DISCERNIMIENTO LO VIEJO Y LO NUEVO DEL REINO DE DIOS. 

2. Jesús les preguntó: «¿Han comprendido todo esto?» Ellos respondieron: «Sí, Señor.» Él les dijo: «Por eso todo escriba que ha sido instruido en el reino de los cielos es semejante al dueño de una casa, que de su tesoro saca cosas nuevas y cosas viejas.» (Mateo 13:51-52 RVC).

Los escribas copiaban la ley del AT y eran instruidos en la ley (llamada "Torah" en hebreo). Después de pasar varios años estudiando la ley mosaica, eran ordenados para servir como jueces en casos civiles y los llamaban "Rabí". Los escribas tomaron el lugar de los profetas del A. T. en cuanto a autoridad y honor, ya que se creía que ellos tenían conocimiento secreto de Dios. Generalmente pertenecían a los fariseos. 

Los discípulos no despreciarían las cosas viejas en honor de las nuevas. Por el contrario, las nuevas visiones que habían obtenido de las parábolas de Jesús vendrían a ser entendidas a la luz de las antiguas verdades y viceversa. Es decir, nuevas verdades acerca del reino reveladas en estas parábolas, y antiguas verdades reveladas en el A. T. En este capítulo 13 Jesús está hablando a sus discípulos sobre el Reino de Dios, y para hacerlo usa su recurso predilecto, las parábolas. Para ser exactos, usa siete, de las cuales explica dos detalladamente a sus discípulos.

 Un escriba era alguien sumamente conocedor del Antiguo Testamento. Pero un escriba que había sido instruido en el reino de los cielos conocía tanto el Antiguo Testamento como las enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios. Esa mezcla de enseñanzas representa un tesoro del cual se pueden extraer cosas nuevas (mensaje de Jesús acerca del Reino de Dios) y cosas viejas (Antiguo Testamento). De igual modo hoy, tenemos que entender que no hay que desechar todo lo antiguo por el simple hecho de serlo. El sabio hoy es quien sabe qué cosas antiguas puede seguir usando y qué cosas ya han quedado en desuso y están obsoletas. No todo lo nuevo es bueno o bíblico. No todo lo antiguo es malo. Hay cosas que funcionaron muy bien en la modernidad, pero hoy en la posmodernidad no funcionan más ni conviene seguirlas usando. La sabiduría estriba en saber qué cosas debemos seguir manteniendo y qué cosas no usar más. No me refiero a la sana doctrina, sino a prácticas, estructuras, programas, metodologías estrategias que son las formas externas con las que algunos se casan de por vida. 
Recordemos:

Algunas cosas necesitan ser retenidas. 

Algunas cosas necesitan ser soltadas o liberadas. 

Algunas cosas necesitan ser recordadas.

Floriano Ramos Esponda
Iglesia Bautista Vista Hermosa
San Salvador

jueves, 6 de noviembre de 2014

DESARROLLANDO TU FE-1 "La necesidad de crecer espiritualmente"

DESARROLLANDO TU FE

Por Jerry Bridges
Traducido por Floriano Ramos Esponda

Un panorama (vistazo general).

Prefacio – Los cristianos que no están creciendo tienen dos  problemas: no saben cómo crecer, y no saben que deben crecer.

SECCIÓN I – LA NECESIDAD DE CRECER ESPIRITUALMENTE

Capítulo 1 – El fundamento para el crecimiento espiritual.

Crecer es una expresión  normal de la vida. Si una cosa viviente no está creciendo, sabemos que algo está o anda mal. Esta es la razón por la cual la Biblia nos urge a crecer. “Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” 2 Pedro 3:18.

• Crecemos “más y más” – esto es, nuestro crecimiento se incrementa.
• Crecemos  intencionalmente, no pasivamente.
• Crecemos de manera apropiada, usando los medios de crecimiento dados por Dios en la Biblia.
• Crecemos cuando entendemos correctamente la gracia de Dios, y de modo consistente nos la apropiamos.

La gracia nos "enseña" a decir ‘No’ a pasiones impías y mundanas, y a vivir vidas auto controladas, santas y piadosas (Tito  2:12) – ésta no es una gracia indulgente que  ignora nuestro pecado.

Y aun más,
• La aprobación de Dios fue obtenida para nosotros por Cristo en su vida sin pecado y su muerte sustitutiva. No podíamos obtener dicha aprobación, pero lo que Él obtuvo es considerado nuestro.
• Gracia es el favor de Dios a través de Cristo a gente que no merece su favor, sino lo contrario.
• El favor de Dios no es sólo una disposición favorable hacia nosotros, sino la acción de Dios para nuestro bien: salvarnos, darnos fuerza, sostenernos, y equiparnos para el ministerio.
• Tal como nada pudiste hacer para ganar tu salvación, así tampoco puedes hacer nada para ganar el favor de Dios en tu vida diaria.

Si no te aferras a esta verdad, las disciplinas espirituales que intentabas te ayudasen a crecer se convertirán en cargas pesadas por hacer y las harás con el fin de mantener ese favor de Dios para contigo.

Soportes o sujetadores: hay dos soportes que mantienen unidos a los medios por los cuales podemos crecer o desarrollarnos.

1. El primero es la justicia de Cristo - Confiamos en la justicia de Cristo para nuestra
salvación, no en algo que hacemos por nosotros mismos. Esto es fe. Cuando confiamos en, o dependemos de Cristo como nuestro Salvador, Dios nos justifica declarándonos justos sobre la base de que Él ha cargado nuestros pecados a Cristo, y ha acreditado su justicia a nosotros. No es solamente un evento del pasado, sino una realidad presente.

2. El segundo es el poder de Cristo – nuestro poder para vivir la vida cristiana debe venir de Cristo. No tenemos la habilidad en nosotros mismos para crecer. Toda la habilidad o capacidad viene de Él. Somos nuevas criaturas en Cristo, pero el poder aún está fuera de nosotros. Reside en Cristo, y es aplicado a nuestros corazones por el Espíritu Santo a medida que dependemos de Él.

Dependencia es el elemento común en ambos soportes. Debemos buscar fuera de nosotros mismos el poder que se requiere para crecer espiritualmente. Esto es lo que significa vivir por gracia.

Capítulo 2 – compelidos por Amor.

• Nada hará que Dios te ame más o te ame menos. Él te ama estrictamente por su gracia dada a ti a través de Jesucristo.
• La gracia de la salvación es la misma gracia por la cual vivimos la vida cristiana. No somos salvados por gracia y luego bendecidos por obras. 
. En vez añadir obras a la gracia, estamos tan sobrecogidos por la magnificencia e ilimitada generosidad de la gracia de Dios que respondemos  por gratitud más que por un sentido de deber.
• El crecimiento cristiano no es un asunto de “deberes u obligaciones” – somos libres de tener que ganarnos las bendiciones de Dios debido a nuestra obediencia o práctica de las disciplinas  espirituales.

¡Por qué es cierto todo esto? Porque Dios está más interesado con nuestra motivación para el compromiso, disciplina y obediencia que en nuestro desempeño o ejecución. Such a God-ward motivation no es meramente una inclinación o sentimiento. No tenemos que esperar a “que sintamos ganas o nos nazca” para tener  un tiempo quieto con Dios, o para ser obedientes a los mandatos de Dios. Los motivos son la razón para que hagamos algo, no las emociones.

El amor de Cristo domina nuestras vidas. Sabemos que él murió por todos y que, por lo tanto, todos hemos muerto. Así que, si Cristo murió por nosotros, ya no debemos vivir más para nosotros mismos, sino para Cristo, que murió y resucitó para darnos vida. (2 Corintios 5:14-15 TLA).

Debemos permitir que su voluntad gobierne nuestras vidas, y que su gloria sea la meta por la cual vivimos. Esto es todo de lo que se trata el desarrollo espiritual. A medida que Pablo reflexionaba en este infinito amor manifestado en la muerte de  Cristo, él fue compelido a vivir para aquél que murió por él y también resucitó.

Reconozco que tengo una naturaleza pecaminosa malvada como el que más, y aparte de la influencia del Espíritu Santo en mi vida, soy completamente capaz de caer en pecados tan groseros de inmoralidad, embriaguez, robo, y parecidos. Pero esos no son los pecados con los que batallamos en este tiempo. Más bien, batallamos con lo que llaman "pecados respetables o refinados": egoísmo, orgullo, impaciencia, una actitud crítica, un espíritu de juicio... Son pecados que, si no fuera por la muerte propiciatoria de Cristo por nosotros, nos enviarían al infierno eterno... Yo fui compelido por su amor para buscar alejarme de esos pecados...por su Espíritu.”

Reverencia hacia Dios – no es solamente por gratitud que buscamos crecer en obediencia, sino debido a la reverencia que Dios merece de nuestra parte. [Cuando verdaderamente conocemos que somos hijos de Dios, y sus embajadores en este mundo, escogemos comportarnos de una manera acorde a ello. Nuestra identidad en Cristo nos compele. El latido de nuestro corazón, una vez que hemos reconocido quiénes somos en Cristo, es traer gloria y honor a Dios.] 

José es un buen ejemplo de esto. No pecó con la esposa de Potifar: “¿Cómo entonces podría yo hacer semejante malvada acción y pecar contra Dios?” Él reverenció tanto a Dios como para hacer eso. Pablo nos dice: "Así pues, queridos hermanos, éstas son las promesas que tenemos. Por eso debemos mantenernos limpios de todo lo que pueda mancharnos, tanto en el cuerpo como en el espíritu; y en el temor de Dios procuremos alcanzar una completa santidad". (2 Corintios 7:1 DHH). 

Reverencia es reconocer  “dignidad intrínseca de Dios, la infinita majestad de su ser, y la infinita perfección de su carácter. Debido a quién es Él y lo que es, Dios es infinitamente digno de mi más diligente y amorosa obediencia, aun si yo nunca recibiera una simple bendición de Él.” [Pero de hecho, sí somos bendecidos, lo cual debería doblar nuestras rodillas perplejos, maravillados, y sorprendidos de la gracia de Dios.]

Crecer en gracia: crecer continuamente en nuestro entendimiento de la gracia de Dios; llegar a ser progresivamente más consciente de nuestra propia bancarrota espiritual y del inmerecido e imposible de ganar favor de Dios. ¡Gran definición!

lunes, 27 de octubre de 2014

SIETE ORACIONES MISIONALES

SIETE ORACIONES MISIONALES 


Si vamos a alinear nuestros corazones con Dios y vivir misionalmente, necesitamos  que Dios obre en nuestras vidas. Esto significa que necesitamos ser gente busque a Dios en oración. Me gustaría sugerirte siete oraciones misionales que puedes apropiarte y orarlas. 

1. Dios, dame ojos que vean a la gente como tú la ves. 

Jesús VIO las multitudes, y cuando Él lo hizo reconoció la verdadera necesidad espiritual de las personas. 

Debemos ver más allá de las etiquetas que la sociedad impone a las personas y así llegar a ver las necesidades que ellas tienen. No importa su estatus social, su inclinación política, su oficio o profesión, su color de piel, o cualquier otra línea de separación que el mundo les imponga. Hay algo más importante que todos tenemos en común y que nos une en un sentido.

Todos fuimos creados por Dios para relacionarnos con Él, y nunca conoceremos ni experimentaremos la verdadera vida lejos de esa relación. 

Necesitamos ver a la gente como Dios la ve. ¡Dios, danos ojos para ver a la gente como tú la ves!

2. Dios, dame un corazón que sea movido por la compasión.

Cuando Jesús vio a las multitudes fue movido a compasión.  Podemos tener la misma experiencia.  Quiera Dios moverse en nuestros corazones por su Espíritu quebrantando nuestros corazones a favor de este mundo y la gente que lo habita y que no está en una correcta relación con Él a través del único mediador, Jesucristo.

3. Dios, dame oídos para escuchar tu voz. 

En Hechos 8, Felipe estaba inmerso en el ministerio evangelístico cuando oyó la voz de Dios que lo instruía a ir a cierto camino. Cuando arribó a dicho camino, el Espíritu de Dios le dijo que se acercara a un carruaje que por allí transitaba. Y, como él hizo lo que Dios le había dicho que hiciera, pudo compartir el evangelio al etíope eunuco.

Escuchar la voz de Dios abrió la puerta para que él fuese usado por Dios para conducir a otra persona a  Dios.  ¡Que podamos escuchar la voz de Dios y obedecerla!

4. Dios, dame pies que vayan a donde tú me envíes. 

Felipe escuchó a Dios y luego fue en la dirección que Él le marcó. Dios le dijo a dónde ir, y Felipe lo hizo.

¡Oír no es suficiente, necesitamos pies que vayan a donde Dios quiera llevarnos!

5. Dios, dame manos que sirvan para expresar tu amor. 

Jesús vino en forma de siervo y nos llama a servir a otros.  En Filipenses 2, Pablo dice que la misma mentalidad y estilo de vida que hubo en Cristo Jesús, debería  habitar en nosotros también.  Luego, pasa a pintar con palabras un cuadro del ejemplo que Jesús vino a dar.  En el mero corazón o centro de este cuadro está el hecho de que Jesús se hizo siervo hasta la muerte, y muerte de cruz.

¡Que podamos llegar a ser siervos como Jesús, quien expresó su amor a otros de tal modo que ellos puedan ver nuestras buenas obras y glorificar a nuestro Padre celestial! 

6. Dios, dame una voz que comparta tu verdad. 

Nuestras vidas son una colección de  microhistorias que contienen el Evangelio de Jesucristo hecho carne en nuestras vidas. Somos llamados a compartir nuestras historias con otros como una manera de proclamar el evangelio a nuestro mundo. ¡Que tengamos el coraje para usar nuestra voz para Él y su misión!

7. Dios, dame oportunidades para participar contigo en tu misión para transformar el mundo.

Esta es la esencia de la vida misional – que nos unamos a Dios en SU misión para salvar y transformar al mundo conforme Él lo quiere.  Hacer esta oración permite que Dios conozca que tú estás con Él en su misión y pide a Dios que te abra puertas para hacer una diferencia a favor del Reino de Dios. 

¿Qué otras oraciones podrías añadir a esta lista?

martes, 12 de agosto de 2014

CORRIENDO CON GIGANTES LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE - Parte 2

CORRIENDO CON GIGANTES LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE - Parte 2

Hebreos 11 está entre Hebreos 10 y Hebreos12.

La tentación de estos creyentes hebreos era retroceder y no seguir adelante debido a la presión y persecución en su derredor.

Estas historias están entre: "Más el justo por la fe vivirá, y si retrocediere no agradará a mi alma"(10) , y "Estando rodeados de tan grande nube de testigos, corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante"(12).

En Hebreos 11 hay una lista de personas cuya fe influyó en otros, y sigue influyendo hoy.

Estamos por entrar al estadio, las tribunas están abarrotadas. Unos nos dan palabras de ánimo y nos echan porras; otros, por el contrario, se burlan de nosotros y nos desaniman. De repente, de la tribuna desciende un antiguo atleta ya entrado en años y se coloca a nuestro lado. Trota un rato junto a nosotros, entabla un diálogo y luego retorna a su sitio.  Damos otra vuelta a la pista y otro espectador, hijo del anterior, desciende y hace lo mismo. Después de trotar a nuestro lado, sube también a su lugar en la tribuna. El hijo de este otro hace lo mismo que su abuelo y su padre, baja, corre a nuestro lado, intercambia palabras con nosotros y regresa a su asiento. Cuando pensábamos que ya eran todos los que vendrían a acompañarnos mientras trotábamos en la pista del estadio, desciende una cuarta persona, bisnieto del primero, nieto del segundo e hijo del tercero. ¡Veamos qué tienen para decirnos!


I. Abraham.

Abraham confió en Dios, y por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde iba. Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país. Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad que Dios había planeado y construido sobre bases firmes. Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Y es que Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa. Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos!

Abraham confió en Dios cuando Dios quiso probar si él lo obedecería o no. Por eso Abraham tomó a su hijo Isaac para ofrecerlo como sacrificio. No le importó que fuera su único hijo, ni que Dios le hubiera prometido que por medio de Isaac tendría muchos descendientes. Abraham sabía que Dios tiene poder para hacer que los muertos vuelvan a vivir. Esa confianza hizo que Abraham no tuviera que matar a su hijo; y fue como si Isaac hubiera vuelto a vivir. (Hebreos 11:8-12, 17-19 TLA).

1. Mi fe en el Dios que me habló de forma personal, me llevó a dejar mi antigua creencia y a reconocerlo como el Dios vivo y verdadero.
2. Mi fe en este Dios me sacó de mi zona de confort.
3. Mi fe en Dios me hizo vivir toda una aventura  hasta el final de mi existencia.
4. Mi fe en Dios no se quedó estática, fue creciendo y madurando conforme me relacionaba con Dios de modo personal.
5. Mi fe en Dios me llevó a experimentar un verdadero milagro en mi vejez, ¿qué creen? Fui padre cuando ni mi esposa ni yo podíamos serlo.
6. Mi fe en Dios me llevó a hacer lo que nunca pensé que haría o soportaría: estar dispuesto a sacrificar a mi único hijo, mi amado Isaac.
7. Mi fe en Dios se mantuvo porque siempre supe que lo prometido era mejor que lo que había dejado atrás.

LA VERDADERA FE NOS MUEVE DE NUESTRA ZONA DE CONFORT, NUNCA NOS DEJA EN LA PASIVIDAD Y COMODIDAD

LA VERDADERA FE NOS PERMITE EXPERIMENTAR VERDADEROS MILAGROS

DIOS SIEMPRE CUMPLE SU PALABRA, NINGUNA PROMESA SUYA QUEDA SIN CUMPLIRSE

II. Los descendientes de Abraham (Isaac, Jacob, José).

Isaac confió en Dios, y por eso les prometió a sus hijos Jacob y Esaú que Dios los iba a bendecir. Jacob confió en Dios y, por eso, cuando ya estaba por morir, les prometió a los hijos de José que Dios los iba a bendecir. Luego, se apoyó en la punta de su bastón y adoró a Dios. José confió en Dios y, por eso, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían libres de Egipto, y dejó instrucciones para que supieran qué hacer con sus huesos. (Hebreos 11:20-22 TLA).

1. La verdadera fe trasciende las generaciones.
2. La verdadera fe se vive hasta el último momento.
3. La verdadera fe nos lleva a adorar a Dios.
4. La verdadera fe nos asegura que Dios tiene el futuro en sus manos y lo conduce para sus propósitos.

HAY QUE TRASPASAR LA FE VERDADERA A LAS GENERACIONES SIGUIENTES.

LA FE VERDADERA NOS ACOMPAÑA HASTA EL MISMO LECHO DE MUERTE.

LA FE VERDADERA PRODUCE ESPERANZA.

III. La perspectiva de la fe es eterna y trascendente.

Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos estaban de paso, como los extranjeros. Queda claro, entonces, que quienes reconocen esto todavía buscan un país propio, y que no están pensando en volver al país de donde salieron, pues de otra manera hubieran regresado allá. Lo que desean es tener un país mejor en el cielo. Por eso Dios les ha preparado una ciudad, y no tiene vergüenza de que le llamen su Dios. (Hebreos 11:13-16 TLA).

DIOS NO MIENTE, SIEMPRE CUMPLE SUS PROMESAS, AUNQUE ALGUNOS CUMPLIMIENTOS LOS VEREMOS EN EL MUNDO VENIDERO.

SOMOS EXTRANJEROS Y PEREGRINOS EN ESTE MUNDO, NUESTRA CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS.

LO QUE DIOS NOS HA PROMETIDO ES MEJOR QUE LO QUE VEN NUESTROS OJOS EN ESTA VIDA.

DIOS NO SE AVERGÜENZA DE QUIENES TIENEN ESTE TIPO DE FE, AL CONTRARIO, SE GOZA, LE AGRADA.

Fraternalmente en Cristo: Hno. Floriano Ramos Esponda







lunes, 28 de julio de 2014

CORRIENDO CON GIGANTES LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE

Hebreos 11 está entre Hebreos 10 y Hebreos12.

La tentación de estos creyentes hebreos era retroceder y no seguir adelante debido a la presión y persecución en su derredor.

Hebreos 11 está entre: "Más el justo por la fe vivirá, y si retrocediere no agradará a mi alma", y "Estando rodeados de tan grande nube de testigos, corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante".

En Hebreos 11 hay una lista de personas cuya fe influyó en otros, y sigue influyendo hoy.

I. ¿QUÉ ES LA FE?

1 Ahora bien, la fe es la certeza (sustancia) de lo que se espera, la convicción (demostración) de lo que no se ve.
2 Porque por ella recibieron aprobación (testimonio) los antiguos (antepasados).
3 Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.

Fe es creer que Dios cumplirá su palabra, sus promesas, aunque no lo veamos en esta vida. Fe no es creer que Él hará lo que yo quiero y cuando yo quiera. Él es Dios, no yo, ni tú. Él es soberano, a nosotros sólo nos queda esperar en Él.

VIDEO MARATÓN OLÍMPICO FEMENINO LOS ANGELES 84

Estamos por entrar al estadio, las tribunas están abarrotadas. Unos nos dan palabras de ánimo y nos echan porras; otros, por el contrario, se burlan de nosotros y nos desaniman. De repente, de la tribuna desciende un antiguo atleta ya entrado en años y se coloca a nuestro lado. Trota un rato a nuestro lado, cruza palabras con nosotros y luego retorna a su sitio.  Damos otra vuelta a la pista y otro espectador desciende y hace lo mismo que el anterior. Después de trotar a nuestro lado, sube también a su lugar en la tribuna. Un tercer personaje hace lo mismo que los dos anteriores, baja, corre a nuestro lado, intercambia palabras con nosotros y regresa a su asiento.

II. EL PRIMERO FUE ABEL. ¿QUÉ NOS DIRÍA ABEL?

Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla (11:4).

1. Mi fe me llevó a ofrecer a Dios un sacrificio, aunque eso hizo que mi mismo hermano me asesinara, debido a su envidia y enojo hacia mí.
2. Sin embargo, Dios me declaró justo.
3. Ese acto de adoración a Dios, movido por mi fe, hace que aunque estoy muerto, mi fe hable sin palabras.

Palabras de ánimo de parte de Abel:

A)    No desistas aunque te tengan envidia o deseen tu mal.
B)    Entrega a Dios lo mejor que tengas.
C)    Deja un legado que siga hablando aún después de tu muerte.

MÁS VALE DEJAR UN LEGADO QUE UNA HERENCIA

III. EL SEGUNDO FUE ENOC. ¿QUÉ NOS DIRÍA ENOC?

Por la fe Enoc fue trasladado al cielo para que no viera muerte, y no fue hallado porque Dios lo trasladó; porque antes de ser trasladado recibió testimonio de haber agradado a Dios (11:5).

1. Caminar con Dios como estilo de vida, aunque parezca aburrido a otros, tiene su recompensa.
2. Mi vida, aunque parecía de bajo perfil e insignificante a otros, no pasó desapercibida a Dios.
3. Mi vida tuvo el final más feliz e inesperado: Dios me llevó a su presencia sin experimentar la muerte.
4. Esto fue debido a que mi fe me llevó a caminar a diario con Dios, y de ese modo le agradé.

Palabras de ánimo de parte de Enoc:

A)    La vida con Dios no es una carrera de velocidad, sino de resistencia.
B)    Lo mejor está por delante, Dios cumplirá sus promesas.
C)    Somos extranjeros y peregrinos en esta via.

VALE LA PENA SER PERSEVERANTE

IV. EL TERCERO FUE NOÉ. ¿QUÉ NOS DIRÍA NOÉ?

Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe (11:7).

1. Mi fe en Dios me llevó a creer que cosas que aún no veía, sucederían.
2. Mi fe en Dios me llevó a tener un temor reverente por Él, es decir, respetar su Palabra.
3. Dios salvó a mi familia por mi fe que se tradujo en obediencia.
4. Aunque para el mundo yo era un loco, acabé condenándolo por mi fe en Dios.
5. Fui justificado por Dios debido a mi fe en Él.
6. Conmigo y mi descendencia comenzó Dios de nuevo a repoblar la tierra.

Palabras de ánimo de parte de Noé:

A)    No temas ser diferente a la mayoría.
B)    No temas hacer algo que no se ha hecho antes.
C)    Cuando veas el arco iris, recuerda que una sola persona puede marcar la diferencia.

UNA SOLA PERSONA PUEDE MARCAR LA DIFERENCIA

Para su familia
Para el mundo
Para las generaciones futuras
Para Dios (2 Crónicas 16:9)
A cualquier edad (600 años cuando empezó a llover). 

V. ¿PARA QUÉ ES NECESARIA LA FE?

Y sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que recompensa a los que lo buscan (11:6).
1. La fe en Dios es indispensable y necesaria para agradar a Él.
2. Aunque no la dé inmediatamente, o bien sea después de experimentar sufrimientos o la misma muerte, Dios siempre dará su recompensa a quienes tienen fe en Él.
3. Quien da testimonio si una fe es verdadera o no, es Dios, no la gente, ni nosotros.


ESTOS SON LOS PRIMEROS DE UNA GRAN MULTITUD DE TESTIGOS QUE NOS VEN CORRER LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE. OTROS APARECERÁN DESPUÉS Y HABLARÁN CON NOSOTROS.

Nota: Algunos conceptos de la vida de Noé fueron tomados del Libro CORRIENDO CON GIGANTES de John Maxwell. Los otros (Abel y Enoc), y la primera parte de Noé son completamente míos. FRE.

martes, 27 de mayo de 2014

Simplemente Misional



1. Ser misional y ser simple requiere pensar estratégicamente.

2. Vivir una vida misional es parte de un proceso simple de discipulado.

3. Las iglesias simples ofrecen menos cosas en el edificio de la iglesia, creando así oportunidades para vivir misionalmente.

4. Los líderes misionales y simples conocen la cultura, o tratan de entenderla.

5. Tanto lo misional como lo simple se  enfocan en personas, no en programas. Es una cultura de ser comunidad, antes que congregación o institución.

6. Ni Misional ni Simple es un modelo único de iglesia a imitar. Es dejarse guiar por el Espíritu Santo en el cumplimiento de la misión.

7. Una iglesia de años, (establecida, tradicional), primero deberá cambiar a ser misional y luego buscar ser simple. Nunca al revés.

8. Ser misional y simple es ser como Jesús, quien vino a cumplir la misión del que lo envió (El Padre), y lo hizo de modo simple (sencillo).

9. Ser misional y simple es no separar lo que Dios ha unido: Dios Trino ~ Misión ~ Iglesia.

10. Ser misional y simple no es una moda pasajera, es volver al modelo de Jesús en cuanto a cumplir la misión.

lunes, 28 de abril de 2014

REINO DE DIOS – MISIÓN DE DIOS – IGLESIA LOCAL

REINO DE DIOS – MISIÓN DE DIOS – IGLESIA LOCAL


1. Necesitamos una fuerte y sólida teología bíblica acerca de la Missio Dei, y por ende de la naturaleza y razón de ser de la iglesia local.

Separar a la Iglesia de la Misión, y a ésta de la Teología Propia, de la Pneumatología y de la Cristología ha resultado catastrófico para el estado de la iglesia a nivel mundial y para el cumplimiento de su misión a todos niveles.

2. Tomemos en cuenta los primeros dos capítulos y los últimos dos capítulos de la Biblia.

La Misión de Dios no es hija de un sólo padre, tiene dos: Antiguo y Nuevo Testamento. (No a la familia monoparental).

3. La naturaleza del Dios Trino.

El Dios de la Biblia es un Dios que envía, que está en misión: creando, bendiciendo, evaluando, comisionando, ejerciendo señorío, etc.

4. El fin de Dios y de la Biblia es doxológico, no sólo soteriológico.

La salvación de una persona da gloria a Dios, pero Él no quiere sólo que los hombres sean salvos y ya. Quiere que le obedezcan, le sirvan y lo glorifiquen. El tema de señorío o reino comienza en Génesis 1 y termina en Apocalipsis 22.

5. El plan de Dios es cósmico.

Su reino y su misión son cósmicos. El propósito de Dios es traer plena y completa restauración a toda la creación, especialmente a la gente creada a su imagen. Efesios 1:10; Romanos 819-25. Su propósito es abarcador para toda la creación.

6. Aclarando conceptos:

a. Reino de Dios. Es el soberano ejercicio de su poder sobre toda su creación. En todos los estilos literarios de la Biblia se habla del Reino de Dios o de los Cielos.

b. Misión de Dios. Es de Él, le pertenece a Él. Fluye de su ilimitado y eterno amor y nos hace copartícipes suyos. La misión del pueblo de Dios, entonces, no es más ni es menos que participar en la plena misión de Dios. Dios ha llamado a la iglesia y la ha enviado para hacer conexión con el amplio y abarcador propósito suyo para toda la creación. Es un llamado a quedar atrapado en el magnífico concurso de lo que Dios está haciendo en el mundo.

c. Misiones. Esta palabra en plural es la que la mayoría de las iglesias evangélicas usa para denotar el trabajo misionero transcultural que la iglesia hace o debe realizar.
Otros usan la palabra misión de una manera restrictiva para las actividades de evangelización y siembra de iglesias. Aún otros confunden la misión de la iglesia con una estrategia o programa de alcance, o con un grupo pequeño de creyentes que no merece ser llamado iglesia. Otros creen que misiones es algo que sólo hacen o deben hacer algunos cuantos en la iglesia local, y para eso nombran y forman un comité de misiones, el cual se encargará de hacer todo lo referente a ello. Lo más triste es creer que la misión de la iglesia es poner por escrito en una lona o vinil una declaración de misión, visión y valores y ya. Dichas cosas no son malas si tenemos muy claro lo que verdaderamente es la Misión de Dios y cuál es la conexión de la iglesia local con ella.

d. La iglesia existe para la misión de Dios, no ésta para la iglesia. Jesús nos ordenó hacer discípulos a todas las naciones. No a levantar edificios, ni a establecer actividades o programas. Se trata de personas. Lo que Jesús hizo con los 12 es lo que nos mandó a repetir. Él es nuestro modelo y paradigma. El fue misional y simple, no institucional ni complejo. Vino a cumplir la misión del Padre, quien lo envió, no a fundar una religión. Fue relacional, no institucional. Fue tan sencillo en su forma de vivir y ministrar que los doce, gente sin mucha preparación, pudieron reproducir lo aprendido de, y visto en Él.


7. Mitos tocante a la misión. ¡Lo que Dios unió, no lo separe el hombre!

a. Geográfico. ¡Todos somos enviados! Juan 17:18, 20:21.

b. Monocéntrico. ¡No hay una cultura superior a otra! ¡El evangelio no pertenece a un sólo país o cultura! ¡No importa si estamos en la periferia de la sociedad!

c. Dicotómico. ¡No al platonismo! En el reino de Dios no hay lugar para la distinción entre sagrado y secular. Todo pertenece a El. Salmo 24:1,2; 1a Corintios 8:6. Salmo 103:1; 1a Tesalonicenses 5:23

8. ¿Qué haremos, hermanos?

Hno. Floriano Ramos Esponda
misional.y.simple@gmail.com
Tapachula, Chis. México
Abril de 2014

"Mientras que Dios, quien conoce el futuro, proporcione los planes y vaya con nosotros mientras cumplimos su misión, podemos tener una esperanza sin límites. Esto no significa que no experimentaremos dolor, sufrimientos o penurias, pero sí significa que Dios nos mantendrá a flote hasta que lleguemos a un glorioso final".

Jeremías 11:29