miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hallando a los Cornelios del Siglo XXI

Las oraciones que Cornelio hacía, y las limosnas que daba, eran tomadas en cuenta por Dios. Cornelio era un hombre piadoso y temeroso de Dios con toda su casa.

Según la perspectiva de Pedro, de los cristianos de Jerusalén y de los judíos, una persona como este centurión romano no era digna de ser tomada en cuenta por Dios. Esto se aprecia en la exclamación de Pedro: "En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas". Lo cual deja ver que antes de ir a casa de Cornelio y ser testigo de lo que Dios hizo con éste y con sus parientes y amigos más íntimos, Pedro creía que Dios sí hacía acepción de personas, osea, que Dios tiene prefería a unos por encima de otros.

Hace 15 años, diciembre de 1996 para ser exactos, tuve la oportunidad y el privilegio dado por Dios de conocer a un grupo de Católicos Romanos Carismáticos en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Me invitaron a darles estudios bíblicos por las noches de 9 a 12, tres días a la semana en hogares. La primera noche que fui me recibieron cálidamente con la expresión "buenas noches, hermano". Como evangélico que era, sentí raro y hasta cierto punto feo, porque se me había enseñado a decir "hermano" sólo a los miembros de iglesias evangélicas. Sin embargo, esa noche disimulé muy bien mi molestia, y Dios me dio gracia delante de las 14 personas ahí congregadas.

Durante dos meses a razón de tres o hasta cuatro reuniones por semana, y como resultado de este ministerio que Dios me dio, bauticé a 14 personas en un afluente del Río Grijalva. Hoy, varios de ellos siguen en la vida cristiana, y el líder de aquél grupo es pastor de una iglesia evangélica en esta ciudad.

En septiembre de este 2011 Dios me abrió una puerta similar a aquella. Esta vez es a través de un primo mío que estuvo enfermo de cáncer de próstata, quien estuvo buscándome y procurándome hasta que pude visitarlo en su hogar, escucharlo y orar por él.

Dios, en su gracia, quiso restablecer su salud, y agradecido con Dios y conmigo, convocó a su familia nuclear y extendida (cerca de 40 personas) para que yo les compartiera la Palabra de Dios. Estaban allí tíos, primos y sobrinos míos, cuatro generaciones allí presentes. Todos ellos Católicos Romanos de la Renovación Carismática.

A la fecha, noviembre de 2011, Dios me ha dado el privilegio de ir dos veces a su casa en una ciudad cercana a donde yo vivo (50 minutos), y es sorprendente y maravillosa el hambre y la expectación que tienen por recibir la enseñanza de la Palabra del Señor. La segunda vez no hubo solamente familiares, sino que algunos de ellos llevaron a amigos suyos.

Al igual que Pedro, yo reconozco que "en todo lugar Dios se agrada del que le teme y hace justicia". Con estas dos experiencias, tengo que aceptar que hay más gente dispuesta y abierta a abrir las puertas de sus hogares para que alguien vaya y les enseñe la Palabra de Dios, que cristianos evangélicos dispuestos y disponibles a salir de sus templos e ir a donde están aquellos que, aunque son piadosos y temerosos de Dios, no conocen a Jesucristo como su Señor y Salvador.

Cornelio se convirtió a Cristo, pero Pedro se convirtió a los gentiles. Aquellos católicos romanos carismáticos se convirtieron a Cristo y yo dejé de ser aquél evangélico farisaico que me creía depositario del mensaje de salvación a fin de resguardarlo. Hoy, voy, convivo, les comparto las Sagradas Escrituras, como o ceno con ellos, pero sobre todo, estamos compartiendo nuestras vidas en ambas vías. Ellos aprenden de mí, y yo de ellos, pero todos aprendemos de la Palabra de Dios.

¿Podemos acaso impedir que reciban a Jesucristo como su Salvador y Señor , y así reciban al Espíritu Santo sólo porque no están yendo a un templo evangélico y las reuniones no sean como los típicos cultos evangélicos, sino más bien una reunión familiar informal y relacional donde Dios es el centro de las mismas?

Dios es libre de obrar de maneras que no estamos acostumbrados, y en lugares y ambientes diferentes a los que los evangélicos tenemos por normales. El es el Señor, yo sólo soy su siervo, su embajador, su testigo, y por la gracia de Dios "ahí la llevo". Espero no estorbar ni ser tropiezo a estas "ovejas que aún no han venido al Buen Pastor", pero que andan muy cerca. El me ha enviado a llevarlas su redil, a alimentarlas y pastorearlas, y a través de ellas, alcanzar a otras que sí andan muy lejos y muy perdidas.

¡Es hermoso ser un instrumento en las manos de nuestro Padre Celestial para cumplir sus propósitos!
¡A Él sea la gloria!

Floriano Ramos Esponda

sábado, 5 de noviembre de 2011

"En sus inicios la iglesia era una comunidad de hombres y mujeres que centraban sus vidas en el Cristo viviente. Tenían una relación vital y personal con el Señor. Esto no solo transformó sus vidas, sino también al mundo alrededor suyo. 

La iglesia entonces se movió a Grecia y se volvió una FILOSOFÍA; luego se movió a Roma y se volvió una INSTITUCIÓN; luego se movió a Europa y se volvió una CULTURA; y finalmente se movió a Norteamérica y se volvió una EMPRESA. Hoy, en muchos lugares de Latinoamérica la iglesia se ha vuelto un ESPECTÁCULO.

Hemos logrado tener tantas iglesias, pero tan poca COMUNIÓN." ~ Richard Halverson