martes, 8 de octubre de 2019

Aprendices de y enviados por Jesús

Escuela de Aprendices y Enviados

Jesús es El Salvador de quienes se arrepienten de sus pecados y ponen su fe en Él, y es Maestro de quienes se colocan bajo su señorío con un espíritu dócil y enseñable.

Siempre ha querido que sus seguidores no sean como los fariseos (actores y actrices) ni como los gobernadores de este mundo (déspotas y tiranos). Marcos 8:11-26 y Juan 9:35-41. 

Como nuestro maestro, Jesús nos da el mensaje y el método; nos dice qué hacer y nos muestra cómo hacerlo. Su mensaje es el evangelio del reino. Su método es Él mismo. 

Nos dice: “Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29) y ““Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque sí lo soy. Pues si yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado el ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo.” (Juan‬ 13:13-15‬).

“Pero Él se acercó y les dijo: «Dios me ha dado todo el poder para gobernar en todo el universo. Ustedes vayan y hagan más aprendices míos en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he enseñado. Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del mundo.»” (Mateo‬ 28:18-20‬).

Invirtió un poco menos de tres años, y yo veo cinco etapas en el proceso de Jesús con los 12:

Vengan y vean. Juan 1:35-42


Observen por ustedes mismos.


Piénsenlo y saquen sus propias conclusiones.

Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres. Mateo 4:18-22.


Síganme = (cabeza).


Os haré = (corazón) = transformación del carácter.


Pescadores de hombres = (manos y pies) = unirnos a su misión.

Estén conmigo y yo los enviaré. Marcos 3:13-19.


Estar con Él = vida devocional.


Ser enviado por Él = vida misional.

Síganme, niéguense a sí mismos y tomen su cruz cada día. Lucas 9:18-27.


Síganme = andar en su rumbo y dirección.


Niéguense a sí mismos= Vida centrada en Jesús.


Tomar la cruz = Vida centrada en la cruz.

Permanezcan en mí y lleven mucho fruto. Juan 15:1-8


Permanecer = morar en Él.


Llevar fruto = reproducirse en otros.


En su modelo primero somos sus aprendices, luego sus enviados, aunque nunca dejamos de aprender de Él. En la escuela del Señor Jesús nadie se gradúa.  Jesús inició un movimiento y para ello se enfocó en 12, específicamente en 3 de ellos. Eso facilita algunas situaciones que no las permite un grupo numeroso. Nos puede parecer absurdo el modelo de Jesús, pero en el cristianismo Él es el maestro, no nosotros. 

Jesús no se dejó impresionar por las multitudes, ya que éstas son volubles, cambiantes y con poco o nada de compromiso. Él sabía que las personas no se rescatan de la mediocridad a montones, sino uno a uno o en grupos muy pequeños. Y a eso se dedicó. 

Sus señales milagrosas ante multitudes y liberaciones a individuos tenían como propósito atestiguar que Él era el Mesías largamente esperado, “el que habría de venir” (Luc. 7:18-23), no necesariamente buscaban hacer conversos suyos. 

Sus sermones a las multitudes tenían como propósito ver quiénes no estaban prejuiciados en contra suya y por lo tanto sí estaban receptivos a su persona y mensaje. De ahí que Él usara parábolas al predicar el evangelio del reino, “para que los que creen que ven, sigan ciegos, y los que se reconocen ciegos, vean”, pero a sus discípulos se las explicaba a solas (en corto).

De entre los muchos que lo escucharon y los muchos que vieron sus hechos portentosos, Él soberanamente escogió a tres, doce y setenta. En esos tres niveles trabajó los tres años que duró su ministerio y misión aquí en la tierra.

Enfocarse estratégicamente en un grupo reducido de personas le permitió producir dos resultados: interiorización y multiplicación. 

Interiorizar es sinónimo de profundizar. Es llegar hasta lo más profundo del ser humano, allí donde ocurren los cambios verdaderos y trascendentes. Ellos sí fueron transformados.

Multiplicarse es simplemente fructificar (lo que ordenó a la primera pareja en Edén antes que entrara el pecado, y a Noé y su familia después del diluvio). Es lo que espera de sus discípulos en Juan 15:8. Los primeros seguidores de Cristo sí se reprodujeron en otros discípulos e iglesias. 

Las preguntas son: ¿Quieres en realidad ser un aprendiz de Jesús? ¿Entiendes lo que eso implica? ¿Estás dispuesto (a) a pagar el precio? ¿Estás dispuesto a permitir que Él penetre hasta lo más profundo de tu ser y lo cambie a imagen suya? ¿Vas a invertir tu vida en otros (as) a fin de hacerlos discípulos de Jesús? ¿Tienes la disposición de ser transparente y genuino ante otros? ¿Estás dispuesto (a) a ser ejemplo y modelo de otros?

Esto es lo que Jesús hizo, no lo que las iglesias por mucho tiempo hemos hecho. La decisión es tuya.

Floriano Ramos Esponda - Octubre de 2019 - Tuxtla Gutiérrez, Chiapas