martes, 12 de agosto de 2014

CORRIENDO CON GIGANTES LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE - Parte 2

CORRIENDO CON GIGANTES LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE - Parte 2

Hebreos 11 está entre Hebreos 10 y Hebreos12.

La tentación de estos creyentes hebreos era retroceder y no seguir adelante debido a la presión y persecución en su derredor.

Estas historias están entre: "Más el justo por la fe vivirá, y si retrocediere no agradará a mi alma"(10) , y "Estando rodeados de tan grande nube de testigos, corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante"(12).

En Hebreos 11 hay una lista de personas cuya fe influyó en otros, y sigue influyendo hoy.

Estamos por entrar al estadio, las tribunas están abarrotadas. Unos nos dan palabras de ánimo y nos echan porras; otros, por el contrario, se burlan de nosotros y nos desaniman. De repente, de la tribuna desciende un antiguo atleta ya entrado en años y se coloca a nuestro lado. Trota un rato junto a nosotros, entabla un diálogo y luego retorna a su sitio.  Damos otra vuelta a la pista y otro espectador, hijo del anterior, desciende y hace lo mismo. Después de trotar a nuestro lado, sube también a su lugar en la tribuna. El hijo de este otro hace lo mismo que su abuelo y su padre, baja, corre a nuestro lado, intercambia palabras con nosotros y regresa a su asiento. Cuando pensábamos que ya eran todos los que vendrían a acompañarnos mientras trotábamos en la pista del estadio, desciende una cuarta persona, bisnieto del primero, nieto del segundo e hijo del tercero. ¡Veamos qué tienen para decirnos!


I. Abraham.

Abraham confió en Dios, y por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde iba. Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país. Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad que Dios había planeado y construido sobre bases firmes. Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Y es que Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa. Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos!

Abraham confió en Dios cuando Dios quiso probar si él lo obedecería o no. Por eso Abraham tomó a su hijo Isaac para ofrecerlo como sacrificio. No le importó que fuera su único hijo, ni que Dios le hubiera prometido que por medio de Isaac tendría muchos descendientes. Abraham sabía que Dios tiene poder para hacer que los muertos vuelvan a vivir. Esa confianza hizo que Abraham no tuviera que matar a su hijo; y fue como si Isaac hubiera vuelto a vivir. (Hebreos 11:8-12, 17-19 TLA).

1. Mi fe en el Dios que me habló de forma personal, me llevó a dejar mi antigua creencia y a reconocerlo como el Dios vivo y verdadero.
2. Mi fe en este Dios me sacó de mi zona de confort.
3. Mi fe en Dios me hizo vivir toda una aventura  hasta el final de mi existencia.
4. Mi fe en Dios no se quedó estática, fue creciendo y madurando conforme me relacionaba con Dios de modo personal.
5. Mi fe en Dios me llevó a experimentar un verdadero milagro en mi vejez, ¿qué creen? Fui padre cuando ni mi esposa ni yo podíamos serlo.
6. Mi fe en Dios me llevó a hacer lo que nunca pensé que haría o soportaría: estar dispuesto a sacrificar a mi único hijo, mi amado Isaac.
7. Mi fe en Dios se mantuvo porque siempre supe que lo prometido era mejor que lo que había dejado atrás.

LA VERDADERA FE NOS MUEVE DE NUESTRA ZONA DE CONFORT, NUNCA NOS DEJA EN LA PASIVIDAD Y COMODIDAD

LA VERDADERA FE NOS PERMITE EXPERIMENTAR VERDADEROS MILAGROS

DIOS SIEMPRE CUMPLE SU PALABRA, NINGUNA PROMESA SUYA QUEDA SIN CUMPLIRSE

II. Los descendientes de Abraham (Isaac, Jacob, José).

Isaac confió en Dios, y por eso les prometió a sus hijos Jacob y Esaú que Dios los iba a bendecir. Jacob confió en Dios y, por eso, cuando ya estaba por morir, les prometió a los hijos de José que Dios los iba a bendecir. Luego, se apoyó en la punta de su bastón y adoró a Dios. José confió en Dios y, por eso, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían libres de Egipto, y dejó instrucciones para que supieran qué hacer con sus huesos. (Hebreos 11:20-22 TLA).

1. La verdadera fe trasciende las generaciones.
2. La verdadera fe se vive hasta el último momento.
3. La verdadera fe nos lleva a adorar a Dios.
4. La verdadera fe nos asegura que Dios tiene el futuro en sus manos y lo conduce para sus propósitos.

HAY QUE TRASPASAR LA FE VERDADERA A LAS GENERACIONES SIGUIENTES.

LA FE VERDADERA NOS ACOMPAÑA HASTA EL MISMO LECHO DE MUERTE.

LA FE VERDADERA PRODUCE ESPERANZA.

III. La perspectiva de la fe es eterna y trascendente.

Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos estaban de paso, como los extranjeros. Queda claro, entonces, que quienes reconocen esto todavía buscan un país propio, y que no están pensando en volver al país de donde salieron, pues de otra manera hubieran regresado allá. Lo que desean es tener un país mejor en el cielo. Por eso Dios les ha preparado una ciudad, y no tiene vergüenza de que le llamen su Dios. (Hebreos 11:13-16 TLA).

DIOS NO MIENTE, SIEMPRE CUMPLE SUS PROMESAS, AUNQUE ALGUNOS CUMPLIMIENTOS LOS VEREMOS EN EL MUNDO VENIDERO.

SOMOS EXTRANJEROS Y PEREGRINOS EN ESTE MUNDO, NUESTRA CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS.

LO QUE DIOS NOS HA PROMETIDO ES MEJOR QUE LO QUE VEN NUESTROS OJOS EN ESTA VIDA.

DIOS NO SE AVERGÜENZA DE QUIENES TIENEN ESTE TIPO DE FE, AL CONTRARIO, SE GOZA, LE AGRADA.

Fraternalmente en Cristo: Hno. Floriano Ramos Esponda