sábado, 28 de enero de 2017

LAS TRES PERSPECTIVAS EN JUAN 15

Las Tres Perspectivas en Juan 15


Tim Brister —  

Traducido por Floriano Ramos Esponda 



A un nivel macro hay una estructura de triple perspectiva en el Evangelio de Juan.


No estoy diciendo por supuesto que Juan estaba escribiendo/pensando en triple perspectiva cuando escribió este evangelio, pero sí creo que Dios tiene una manera perspectival de presentar la verdad   (por ejemplo, cuatro relatos de los evangelios en oposición a uno solo). 


John Frame argumenta “El conocimiento de Dios no sólo es omnisciente, sino también desde todas las perspectivas. Él conoce (sabe) desde su propia perspectiva infinita; pero esa  infinita perspectiva incluye un conocimiento de todas las perspectivas creadas, posibles y actuales” (Libro Elemental Sobre Perspectivalismo, 2). 


Hablando de autoría humana y divina, Frame añade después:

“Dios se revela a sí mismo al inspirar a seres humanos. Generalmente Él no dicta, sino más bien los capacita para escribir consistentemente con sus propios dones, educación, y personalidades, esto es,  sus propias perspectivas. Y debido a tal capacitación divina, cada autor escribe exactamente lo que Dios quiere que ellos escriban” (ibid., 4).


De tal modo que si me preguntan si Juan estaba pensando en tres perspectivas, mi respuesta podría ser no. Pero él estaba escribiendo desde su propia perspectiva, y Dios la usó como una de las múltiples perspectivas para transmitir la belleza y brillantez de la vida, muerte y resurrección de Jesús.


En mis lecturas y meditaciones diarias en el evangelio de Juan, llegué al capítulo 15. Éste es un pasaje muy conocido por los cristianos y lo hemos leído infinidad de veces. Uno podría pensar que estoy tratando de hallar tríadas de perspectivas y forzando así un paradigma dentro del texto, pero déjame explicarte lo que hallé en mis meditaciones matutinas.


En mi Biblia, Juan 15 está dividido en tres grandes párrafos.


Párrafo 1 es Juan 15:1-11
Párrafo 2 es Juan 15:12-17
Párrafo 3 es Juan 15:18-25


En mi meditación de cada uno de estos párrafos, las perspectivas normativa (Profeta), existencial (Sacerdote), y situacional (Rey) emergieron más convincentemente para mí.


El Párrafo 1 habla de Jesús como la Vid y de sus seguidores como las ramas o pámpanos. La meta es llevar fruto y experimentar la clase de vida  caracterizada por el amor y el gozo del Padre en la medida más plena. La manera de lograrlo es “habitando” o "permaneciendo” en Jesus como las ramas o pámpanos permanecen unidas a la vid para nutrirse, vivir y crecer. La ilustración no es teórica sino experiencial. La vida cristiana se trata de experimentar el amor y el gozo de Jesús a través de permanecer o morar en Él.


En el Párrafo 2, Jesús comienza con “Este es mi mandamiento.” Él está poniendo o fijando un estándar, una norma para la comunidad cristiana. El párrafo concluye con “estas cosas os mando u ordeno”. ¿Qué hay comprendido dentro de estos dos "mandamientos"? Jesús dice,


  • Los he amado (v. 12)
  • Los he llamado (v. 15)
  • Les he dado a conocer  (v. 15)
  • Los escogí (v. 16)
  • Los elegí  (v. 16)


Jesús, el último dador de la Ley, está dando forma al estándar al explicar su obra en nuestras vidas. Su amor, llamado, elección, nombramiento, etc. es la obra soberana de nuestro Salvador intentando gobernar nuestras vidas. El estándar es éste: Jesús puso su vida por nosotros, y aquellos que siguen a Jesus deben poner sus vidas por otros.


El Párrafo 3 es dominado con el mundo en el cual estamos situados. Más tarde Jesús orará por sus seguidores en el mundo, pero por ahora, Él nos da una imagen clara de lo que nos espera. El mundo nos odiará. El mundo nos  perseguirá. ¿Por qué? Porque no somos del mundo. Hemos sido escogidos del mundo. El mundo no conoce al Padre. De hecho, el mundo odia al Padre y a Jesús. Todo eso en sólo 7 versículos. ¿Cuál es el punto que Jesús está haciendo aquí? Jesús está diciendo a sus discípulos que tienen que vivir y demostrar su fe en un medio ambiente hostil donde sacrificar la vida será algo “normal” (normativa). Si la vid fue cortada, ¿qué no harán con las ramas o pámpanos?


Así que...


Párrafo 1 (Juan 15:1-11) tiene una perspectiva existencial, y el Espíritu de Jesús es nuestro Consolador, dándonos a conocer la presencia y las promesas de Jesús.


Párrafo 2 (Juan 15:12-17) tiene una perspectiva normativa, y el Espíritu de Jesús es nuestro Revelador, dándonos a conocer las palabras y las maneras o modos de Jesús.


Párrafo 3 (Juan 15:18-25) tiene una perspectiva situacional, y el Espíritu de Jesus es nuestro Portador, dándonos las palabras que debemos decir y la audacia (denuedo) para vivir sin tener que disculparnos por ser cristianos en un mundo que nos odia y nos persigue.


En el Evangelio de Juan, Jesús nos enseña acerca de la obra del Espíritu Santo. Él es nuestro consolador. Jesús prometió no dejarnos huérfanos, y por su Espíritu se nos recuerda continuamente acerca de nuestra adopción, clamando “Abba, Padre!” El Espíritu es el agente divino que hace posible que permanezcamos existencialmente en la Vid. No solamente eso, sino que el Espíritu magnifica a Jesús. Él inspira la Palabra, ilumina la Palabra, y trae  convicción a la Palabra. Él es quien apropia la obra de Jesús en nuestras vidas.  Finalmente, el Espíritu no es dado para ayudarnos a dar testimonio de Jesús, proveyéndonos tanto las palabras como la audacia necesarias para permanecer firmes ante un mundo hostil.


Pienso que esto no es sólo una herramienta pedagógica útil para enseñar Juan 15, sino que es una fiel aplicación  hermenéutica de la vida cristiana. Debemos experimentar a Jesús (existencial). Debemos obedecer a  Jesús (normativa). Y debemos sufrir como Jesús (situacional).  Juan 15 es un pasaje de la Escritura increíblemente rico, y me ha ayudado a ver cómo cada uno de estos párrafos me llevan a Jesús y las maneras en que su Espíritu mora en mí para capacitarme a conocer a Jesús, creer en Él, y seguirlo.

miércoles, 18 de enero de 2017

Las tres características de la misión de Jesús. "Misional y Simple"

JESÚS, MISIONAL Y SIMPLE

Floriano Ramos Esponda

Marcos 1:35 Las tres características de la Misión de Jesús.

“De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario. “Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús, y cuando lo encontraron le dijeron: —Todos te están buscando. Pero él les contestó: —Vamos a los otros lugares cercanos; también allí debo anunciar el mensaje, porque para esto he salido. Así que Jesús andaba por toda Galilea, anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios.” San Marcos 1:35, 37-39 DHH

Fiel a su costumbre, después de un día de arduo ministerio, Jesús se apartó a un lugar solitario para pasar tiempo con su Padre en oración. Hasta allí llegaron Simón y sus compañeros para decirle que la multitud requería su presencia. La frase "todos te buscan" es casi como decirle, "atiéndelos, a ti buscan, por ti vienen, no por nosotros".

La respuesta de Jesús a la interrupción y observación de Simón me sorprende. Jesús no contesta algo relacionado con lo que Simón le dice, sino que sus palabras son extremadamente importantes para entender su ministerio y su misión. "Vamos a los otros lugares cercanos". Él no dijo vayan, ni dijo voy. Dijo “vamos”, primera persona plural. Él y ellos, no Él o ellos. El buen líder no manda que sus seguidores vayan sin él, ni va él sólo sin llevarlos. El líder eficaz va, pero involucra a sus seguidores. Les sirve de modelo y ejemplo. Les muestra cómo hacer las cosas. Eso hizo Jesús con sus discípulos. 

Con sus palabras y acciones Jesús nos muestra que su misión fue de propagación. Él dijo, “vamos a los otros lugares cercanos”; no al mismo lugar, sino a otros. Si Él fue a otros lugares, ¿por qué los creyentes de hoy no lo hacen?, sino que se quedan en el mismo lugar y con la misma gente. Si pusiste tu fe en Jesucristo fue porque otra persona dejó su zona de comodidad y fue a otro lugar, quizá tu poblado, ciudad, estado o país. Eso mismo deberíamos hacer tú y yo, dejar nuestra zona de confort e ir a otros lugares a compartir el evangelio del Reino de Dios. 
El propósito de ir a otros lugares cercanos era para “anunciarles el evangelio del Reino de Dios”, no con otro fin.  Su misión no sólo fue de propagación, sino también de proclamación. De igual forma los cristianos hoy debemos entender que el propósito de propagarnos en el tiempo y en el espacio es compartir el evangelio con quienes no lo han oído o entendido. Predicar, en este pasaje,  no es compartir un sermón o pieza homilética, sino simple y sencillamente comunicar, hablar, contar, decir a otros el evangelio que cambió nuestras vidas y nos dio salvación. Aun las personas que carecen de la facultad de hablar pueden comunicar el evangelio a través de señas, música, mímica, escritura, pintura, actuación, etc.

Lo que no se vale es que alguien se haya tomado el trabajo de compartirnos el evangelio, y que tú y yo sólo lo atesoremos sin compartirlo con otros. Jesús dijo, “vamos a los lugares vecinos cercanos a anunciar el mensaje”. Él es nuestro modelo en cuanto a dejar nuestro hogar  e ir a los lugares cercanos a comunicar el evangelio. Él, siendo Dios, se hizo carne y habitó entre nosotros, de tal modo que la humanidad pudiera ver su gloria.

Al final de su declaración Jesús dice, “porque para esto he venido, o he salido”. Su vida y misión fueron con propósito. Nunca dudó  de, o ignoró a qué había venido del cielo a la tierra. Tenía el fin en la mente. Sabía para qué lo había enviado el Padre del cielo a la tierra. La cuestión es ésta, ¿sabes tú para qué te creó y te salvó Dios? ¿Con qué propósito Él te ha permitido vivir el tiempo que has vivido, conocer las personas y lugares que has conocido, aprender lo que has aprendido, adquirir los bienes y habilidades que posees, y te ha dotado de talentos naturales y dones espirituales? Dios tiene una misión, su misión. Lo único que tú y yo podemos hacer es participar en y de su misión. Para eso, Él ocupa todo lo que somos, sabemos y tenemos, sea esto material, financiero, espiritual, social, relacional, intelectual, etc. Todo nuestro ser debe ser puesto al servicio de la Misión y del Reino de Dios. Éste es nuestro culto racional, nuestra liturgia lógica al Dios que por sus misericordias nos ha dado vida eterna.

No podemos hacer otra cosa que no sea propagar nuestra fe a través de proclamar el evangelio del Reino de Dios, porque ese es el propósito por el cual Él nos creó, salvó y llamó.

FRE

Chiapas, México

18 Enero 2017