jueves, 6 de noviembre de 2014

DESARROLLANDO TU FE-1 "La necesidad de crecer espiritualmente"

DESARROLLANDO TU FE

Por Jerry Bridges
Traducido por Floriano Ramos Esponda

Un panorama (vistazo general).

Prefacio – Los cristianos que no están creciendo tienen dos  problemas: no saben cómo crecer, y no saben que deben crecer.

SECCIÓN I – LA NECESIDAD DE CRECER ESPIRITUALMENTE

Capítulo 1 – El fundamento para el crecimiento espiritual.

Crecer es una expresión  normal de la vida. Si una cosa viviente no está creciendo, sabemos que algo está o anda mal. Esta es la razón por la cual la Biblia nos urge a crecer. “Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” 2 Pedro 3:18.

• Crecemos “más y más” – esto es, nuestro crecimiento se incrementa.
• Crecemos  intencionalmente, no pasivamente.
• Crecemos de manera apropiada, usando los medios de crecimiento dados por Dios en la Biblia.
• Crecemos cuando entendemos correctamente la gracia de Dios, y de modo consistente nos la apropiamos.

La gracia nos "enseña" a decir ‘No’ a pasiones impías y mundanas, y a vivir vidas auto controladas, santas y piadosas (Tito  2:12) – ésta no es una gracia indulgente que  ignora nuestro pecado.

Y aun más,
• La aprobación de Dios fue obtenida para nosotros por Cristo en su vida sin pecado y su muerte sustitutiva. No podíamos obtener dicha aprobación, pero lo que Él obtuvo es considerado nuestro.
• Gracia es el favor de Dios a través de Cristo a gente que no merece su favor, sino lo contrario.
• El favor de Dios no es sólo una disposición favorable hacia nosotros, sino la acción de Dios para nuestro bien: salvarnos, darnos fuerza, sostenernos, y equiparnos para el ministerio.
• Tal como nada pudiste hacer para ganar tu salvación, así tampoco puedes hacer nada para ganar el favor de Dios en tu vida diaria.

Si no te aferras a esta verdad, las disciplinas espirituales que intentabas te ayudasen a crecer se convertirán en cargas pesadas por hacer y las harás con el fin de mantener ese favor de Dios para contigo.

Soportes o sujetadores: hay dos soportes que mantienen unidos a los medios por los cuales podemos crecer o desarrollarnos.

1. El primero es la justicia de Cristo - Confiamos en la justicia de Cristo para nuestra
salvación, no en algo que hacemos por nosotros mismos. Esto es fe. Cuando confiamos en, o dependemos de Cristo como nuestro Salvador, Dios nos justifica declarándonos justos sobre la base de que Él ha cargado nuestros pecados a Cristo, y ha acreditado su justicia a nosotros. No es solamente un evento del pasado, sino una realidad presente.

2. El segundo es el poder de Cristo – nuestro poder para vivir la vida cristiana debe venir de Cristo. No tenemos la habilidad en nosotros mismos para crecer. Toda la habilidad o capacidad viene de Él. Somos nuevas criaturas en Cristo, pero el poder aún está fuera de nosotros. Reside en Cristo, y es aplicado a nuestros corazones por el Espíritu Santo a medida que dependemos de Él.

Dependencia es el elemento común en ambos soportes. Debemos buscar fuera de nosotros mismos el poder que se requiere para crecer espiritualmente. Esto es lo que significa vivir por gracia.

Capítulo 2 – compelidos por Amor.

• Nada hará que Dios te ame más o te ame menos. Él te ama estrictamente por su gracia dada a ti a través de Jesucristo.
• La gracia de la salvación es la misma gracia por la cual vivimos la vida cristiana. No somos salvados por gracia y luego bendecidos por obras. 
. En vez añadir obras a la gracia, estamos tan sobrecogidos por la magnificencia e ilimitada generosidad de la gracia de Dios que respondemos  por gratitud más que por un sentido de deber.
• El crecimiento cristiano no es un asunto de “deberes u obligaciones” – somos libres de tener que ganarnos las bendiciones de Dios debido a nuestra obediencia o práctica de las disciplinas  espirituales.

¡Por qué es cierto todo esto? Porque Dios está más interesado con nuestra motivación para el compromiso, disciplina y obediencia que en nuestro desempeño o ejecución. Such a God-ward motivation no es meramente una inclinación o sentimiento. No tenemos que esperar a “que sintamos ganas o nos nazca” para tener  un tiempo quieto con Dios, o para ser obedientes a los mandatos de Dios. Los motivos son la razón para que hagamos algo, no las emociones.

El amor de Cristo domina nuestras vidas. Sabemos que él murió por todos y que, por lo tanto, todos hemos muerto. Así que, si Cristo murió por nosotros, ya no debemos vivir más para nosotros mismos, sino para Cristo, que murió y resucitó para darnos vida. (2 Corintios 5:14-15 TLA).

Debemos permitir que su voluntad gobierne nuestras vidas, y que su gloria sea la meta por la cual vivimos. Esto es todo de lo que se trata el desarrollo espiritual. A medida que Pablo reflexionaba en este infinito amor manifestado en la muerte de  Cristo, él fue compelido a vivir para aquél que murió por él y también resucitó.

Reconozco que tengo una naturaleza pecaminosa malvada como el que más, y aparte de la influencia del Espíritu Santo en mi vida, soy completamente capaz de caer en pecados tan groseros de inmoralidad, embriaguez, robo, y parecidos. Pero esos no son los pecados con los que batallamos en este tiempo. Más bien, batallamos con lo que llaman "pecados respetables o refinados": egoísmo, orgullo, impaciencia, una actitud crítica, un espíritu de juicio... Son pecados que, si no fuera por la muerte propiciatoria de Cristo por nosotros, nos enviarían al infierno eterno... Yo fui compelido por su amor para buscar alejarme de esos pecados...por su Espíritu.”

Reverencia hacia Dios – no es solamente por gratitud que buscamos crecer en obediencia, sino debido a la reverencia que Dios merece de nuestra parte. [Cuando verdaderamente conocemos que somos hijos de Dios, y sus embajadores en este mundo, escogemos comportarnos de una manera acorde a ello. Nuestra identidad en Cristo nos compele. El latido de nuestro corazón, una vez que hemos reconocido quiénes somos en Cristo, es traer gloria y honor a Dios.] 

José es un buen ejemplo de esto. No pecó con la esposa de Potifar: “¿Cómo entonces podría yo hacer semejante malvada acción y pecar contra Dios?” Él reverenció tanto a Dios como para hacer eso. Pablo nos dice: "Así pues, queridos hermanos, éstas son las promesas que tenemos. Por eso debemos mantenernos limpios de todo lo que pueda mancharnos, tanto en el cuerpo como en el espíritu; y en el temor de Dios procuremos alcanzar una completa santidad". (2 Corintios 7:1 DHH). 

Reverencia es reconocer  “dignidad intrínseca de Dios, la infinita majestad de su ser, y la infinita perfección de su carácter. Debido a quién es Él y lo que es, Dios es infinitamente digno de mi más diligente y amorosa obediencia, aun si yo nunca recibiera una simple bendición de Él.” [Pero de hecho, sí somos bendecidos, lo cual debería doblar nuestras rodillas perplejos, maravillados, y sorprendidos de la gracia de Dios.]

Crecer en gracia: crecer continuamente en nuestro entendimiento de la gracia de Dios; llegar a ser progresivamente más consciente de nuestra propia bancarrota espiritual y del inmerecido e imposible de ganar favor de Dios. ¡Gran definición!

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