Modos de Misión: Un Pueblo Misional
En esta serie sobre modelos de misión, veremos cómo Pedro la modeló.
Por Ed Stetzer- Traducido por Floriano Ramos Esponda
Este es el primer escrito de una serie sobre diferentes "modos de misión."
Esta semana veremos el Modelo Petrino de misión.
Al ayudar a clarificar, desafiar y animar a los líderes eclesiásticos (y sus iglesias) hacia una mayor efectividad (eficacia) misional, puede ser muy útil considerar tres modos de realizar la misión tal como son encarnadas por Pedro = Misión Petrina, (1 Pedro 2:9–12), Juan = Misión Joanina, (Juan 20:21), y Pablo = Misión Paulina, (la vida de Pablo). Al hacerlo, podemos discernir que un pueblo misional, que encarna el “envío,” está en una misión de multiplicación.
La realidad de estos modos es que un estudio a profundidad de cada uno revelaría elementos de unos y otros. Sin embargo, abajo intento enfatizar el principal enfoque de cada uno en un esfuerzo por edificar un visual del pronunciamiento del mensaje y movimiento de misión, lo cual resulta en una mayor eficacia (efectividad) misional.
Misión Petrina—Un Pueblo Misional
Cuando Dios salva a la gente, no la salva solamente de sus pecados y de ellos mismos, sino que también los salva para que sean SUYOS y para que formen parte de su pueblo. Por ejemplo, cuando Dios llamó a Abraham, no fue simplemente un llamado para Abraham, sino también para el pueblo que descendería de él. Así, la misión de Dios incluye formar un pueblo para su gloria y sus propósitos. En el Nuevo Testamento, el modelo Petrino de misión establece una “comunidad” como un impulso misional, por esto enfatiza que la misión de Dios incluye el hecho de que Dios está formando un pueblo, o una comunidad, para sí mismo.
La base del modelo Petrino de misión se halla en 1 Pedro 2:9–12, donde Pedro escribe, "ustedes son un linaje escogido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para su posesión, de tal modo que ustedes proclamen las alabanzas de Aquél que los llamó de las tinieblas a su maravillosa luz. Ustedes que una vez no eran su pueblo, pero ahora son pueblo de Dios. . . Condúzcanse ustedes mismos honorablemente entre los gentiles, de tal modo que en caso de que ellos hablen contra ustedes como de malhechores, ellos al observar las buenas obras de ustedes, glorifiquen a Dios en el día de la visitación."
En este pasaje, Pedro extrae conceptos de Éxodo 19, donde Dios estableció su pacto con Israel. De acuerdo con Christopher Wright, el pacto que Dios estableció con Israel fue un pacto misional, que hizo de Israel una comunidad misional (2006, 324-340). Dado que Pedro conecta a la Iglesia con Israel, la "comunidad" misional del Nuevo Testamento también debería ser una comunidad que:
* (1) exista para Dios y para bien del mundo,
* (2) es moldeada por el evangelio, y
* (3) sirve como una fuerza "atraccional" centrípeta por la cual Dios ” atrae a la gente hacia sí mismo.
1. Una comunidad misional existe para Dios y para bien del mundo.
Pedro usa el término “posesión” para comunicar la idea de que la iglesia no existe para sí misma, sino para aquél que la formó y la hizo existir. Tal como Israel fue un pueblo creado por Dios y para Dios, así también es la Iglesia. Tal como Israel tuvo un Sumo Sacerdote que funcionaba como cabeza sacerdotal y entraba al Lugar Santísimo, nosotros en Jesús tenemos un Sumo Sacerdote que funciona como cabeza de su iglesia.
Además, Pedro usa el término “sacerdocio,” el cual habla de la Iglesia como una comunidad que vive en la presencia de Dios y que media entre Dios y el mundo. Tal como Israel debía ser un pueblo que se mantuviera permaneciendo en la presencia de Dios, reflejando su gloriosa luz, y siendo un mediador para las naciones que vivían en las tinieblas (Beale 2004, 115), así también es la Iglesia.
2. Una comunidad misional es moldeada por el evangelio.
Pedro describe a la Iglesia como una “nación santa” que “proclama las alabanzas de aquél que los llamó de las tinieblas a su maravillosa y admirable luz.” En otras palabras, la Iglesia debe ser una “comunidad” marcada por la vida de Jesús y por el modo o manera que Él evidenció. Jesus salva a su pueblo; Jesús santifica a su pueblo.
Parece que desear la Palabra (1 Pedro 2:2) y venir a Jesús (1 Pedro 2:4) son prerequisitos para que la “comunidad” de Dios sea santa. De ser así, la comunidad es moldeada por el evangelio. Por lo tanto, el modo Petrino de misión parece demandar (requerir) una comunidad centrada en el evangelio. Esto significa que todo lo que tenga que ver con la comunidad—incluyendo su estructura, estrategia, ministerios, programas, y procesos—debería centrarse en Jesús y su Palabra.
3. Una comunidad misional debería ser "atraccional.”
En la medida que la iglesia exista para Dios y para el bien del mundo, y sea moldeada por el evangelio, Dios la usa como un mecanismo “atraccional” para atraer a otros hacia sí mismo. Pedro comparte que al observar nuestras buenas obras, aquellos que están lejos de Dios vendrán a glorificarle. Así, conforme la iglesia encarna, personifica e implementa y valida la vida de Dios, llegamos a ser una “señal atractiva” a un mundo que nos observa (ver Goheen 2011, 25).
La iglesia en Jerusalén ejemplifica el modo Petrino de misión. Cuando Lucas describe a la iglesia temprana o primitiva en Jerusalén, revela que ellos eran fuertes en armonía, unión, solidaridad y servicio hacia los de dentro como a los de fuera de su compañerismo (Hechos 2:42–47) como un resultado de la transformación que el evangelio había causado en ellos. Debido a esto, ellos atrajeron a muchos judíos a su familia de fe. Además, tuvieron muchos líderes quienes buscaron proteger la integridad del ministerio y misión (Hechos 4, 5, 6, 7, 15) así como también añadieron estructuras a fin de incrementar la efectividad en el ministerio y la comunidad (Hechos 6:1–7). En resumen, la iglesia en Jerusalén descolló como una comunidad de fe en su localidad.
En cada modo de misión, sin embargo, puede haber consecuencias no intencionales ni útiles. Aunque el espacio no nos permite explorar las tendencias de cada modo, quizás un ejemplo puede ser ilustrativo. Por ejemplo, hubo algunos en la iglesia en Jerusalén —incluyendo a Pedro (Gálatas 2)—quienes tuvieron dificultad en cruzar las barreras culturales, étnicas y raciales. De hecho, algunos batallaron teológica y prácticamente con una iglesia multiétnica y multicultural (Hechos 15:1–35; Gálatas 2:11–14). Muchos quisieron aferrarse a sus tradiciones y prácticas judías (p. en. circuncisión) y enseñaron a los gentiles que a fin de ser parte plena de la comunidad de la fe, ellos necesitaban hacer lo mismo que los judíos.
Para resumir, ellos no se detuvieron en ser una comunidad enfocada en proteger y preservar la integridad del evangelio; en lugar de eso, ellos se movieron hacia la auto-protección y preservación al crear una cultura de iglesia [sincretista] —mezclando aspectos del judaísmo con Jesús. Eventualmente, la iglesia sincretista de judaísmo y cristianismo llegó a ser conocida como los Ebionitas (Ebionismo = judíos cristianos) (ver Stetzer 2002).
Usando una descripción más contemporánea, una lección clave en el Modo Petrino de misión es edificar una comunidad centrada en el evangelio, pero una que sea capaz de discernir cuándo el ministerio y la misión centrados en el evangelio se están convirtiendo o se han convertido en ministerio y misión auto-centrados. Por otro lado, es perfectamente normal (y realmente necesario) preservar y proteger a la iglesia a medida que se relaciona a fin de contender por el evangelio y por el avance de la misión; sin embargo, es contraproducente preservar y proteger aquellas cosas que impiden que la comunidad de fe cumpla la misión de Dios en maneras y lugares a donde Dios los ha llamado a hacerlo.
En pocas palabras, el Modo Petrino de misión, (comunidad), habla de un pueblo misional. De este modo, las iglesias deberíamos ser intencionales en cuanto a enseñar a nuestra gente que SOMOS iglesia, no VAMOS a la iglesia, y que el congregarnos no es para consumir bienes y servicios religiosos, sino para ser conformados en ese pueblo misional de Dios, para su gloria y para el bien del mundo. Al hacer esto, Dios usa a su pueblo misional como el trailer (corto) de una película escatológica que atrae ala gente para ser parte de su historia—a ser parte de su pueblo.
* Ebionismo
Ebionismo o ebionaioi (griego: Ἐβιωναῖοι; derivado del hebreo אביונים ebion, que significa "el pobre" o "los pobres"), es un término patrístico que hace referencia a una o varias sectas judeocristianas que existieron durante el cristianismo primitivo.[1] Veían a Jesús como el Mesías pero manteniendo una cristología "baja", es decir, afirmaban que Jesús era el Mesías pero rechazaban su preexistencia, esto es, que tuviera naturaleza divina y que su nacimiento hubiera sido virginal[2] e insistían en la necesidad de seguir los ritos y leyes judías cumpliendo preceptos como la circuncisión, el sábado o las prohibiciones alimenticias (cashrut).[3] Los ebionistas solo utilizaban uno de los evangelios según los hebreos,[4] reverenciaban a Santiago y rechazaban a Pablo de Tarso como un apóstata de la ley.[5] Su nombre sugiere que otorgaban un especial valor a la pobreza voluntaria. Las últimas comunidades ebionitas podrían haber desaparecido alrededor del siglo V.