PROVEYENDO UN
LIDERAZGO CRISTIANO
Me
gusta la idea del liderazgo cristiano, amo esa idea. Primeramente, y más
importante, amo a Cristo y sus enseñanzas. También amo a los cristianos quienes
firmemente siguen las enseñanzas y el modelo de nuestro máximo líder,
Jesucristo. Segundo, creo que es crítico e importante tanto que aprendamos más
acerca del liderazgo como que lo aprendido lo ejercitemos más agresivamente
como cristianos.
La
idea de proveer liderazgo cristiano no se relaciona solamente a aquellos pocos
aislados que pueden ejercitar poder, o aún aquellos que tienen posiciones de
liderazgo. ¡El liderazgo tiene poco que ver con el ejercicio del poder o con la
posición! Tiene que ver con nuestra
voluntad personal de usar los dones y capacidades que Dios nos ha dado para
cumplir su propósito en la tierra.
¿Qué es un líder cristiano?
He
leído y escuchado muchas definiciones sobre liderazgo. Una de las que más me
gusta simplemente dice: "un líder es una persona que influencia a la gente
para lograr o cumplir un propósito". La palabra operativa es
"influencia". Cualquier persona que influencia a otras a la acción,
por definición, es un líder. Obviamente, esto no tiene límites de edad, sexo,
raza u otro factor arbitrario. Por ejemplo, un niño puede lograr que sus
padres, pero sobre todo sus abuelos, hagan todo o mucho de lo que se propone.
En un
artículo de una revista de liderazgo alguien citó: "un líder efectivo debe
tener capacidad de mirar hacia atrás, perspicacia y previsión". Me
gustaría expandir este pensamiento diciendo que los mejores líderes tienen una
aguda y penetrante "capacidad de mirar hacia atrás"... aprenden del
pasado. También tienen una
"perspicacia intuitiva"... son sensibles a las personas y saben lo
que está pasando en el mundo que los rodea. Ellos deben tener una
"agresiva previsión"... una voluntad para visualizar el fantástico
potencial en el futuro.
Una función clave del liderazgo: enfocar la visión.
Uno
de mis versículos favoritos relacionados con el liderazgo es Mateo 6:22. "El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tus
ojos son buenos, todo tu cuerpo estará lleno de luz". Me gusta también la
paráfrasis de "El Libro" que dice: "Si tienes ojos puros, habrá
luz en tu alma".
Yo
creo que una función crítica e importante para el líder cristiano es ayudar a
la gente a enfocar la visión de Dios. Particularmente veo esto como un mandato
absoluto para los pastores. Esta función de "enfocar la visión" nos
ayudará a mantener una armonía dentro de nuestras iglesias y organizaciones
denominacionales. ¡Debemos primero asumir que Dios tiene un plan para nosotros!
Jeremías 29:11 dice a nosotros: "Porque yo sé los planes que tengo acerca
de vosotros, dice Jehová, planes de bienestar y no de mal, para daros porvenir
y esperanza". ¡La clave, entonces, es conocer los planes de Dios! En Santiago 1:5 nosotros leemos: "Si a
alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, quien da a todos
generosamente y sin reproches, y se le dará".
Un
pensamiento abrumador podría ser éste: podemos
conocer la voluntad de Dios y su dirección,
luego comprometernos a nosotros mismos con un liderazgo agresivo, a fin
de cumplir su propósito.
Una fantástica necesidad: Ir a los
perdidos como resultado del amor
Revisemos
lo que considero que es la necesidad para el liderazgo cristiano. Vivimos en un
mundo que está llegando a ser más secular, más mundano y más no cristiano cada
día. ¡Si ha habido un tiempo para que el liderazgo cristiano sea agresivo es
ahora! El reto aún permanece: "Los
campos están maduros para la cosecha" (Jn. 4:35). Dios no ha renunciado a
su Gran Comisión: "Por lo tanto, id y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo" (Mt. 28:19).
"Un
líder es una persona quien
influye a la gente para
cumplir o
alcanzar un propósito"
El
problema no parece estar en que no entendamos la Gran Comisión ; sino
en que no empezamos con el Gran Mandamiento: "Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente" (Mt. 22:37).
Lo básico del liderazgo
Revisemos
algunas de las características de grandes líderes. Uno de los ingredientes
clave en el liderazgo es la "intensidad". Nosotros creemos que la Palabra de Dios es
suficiente para comprometer nuestras vidas con ella y ponerla en práctica. Uno
de los problemas que tenemos los bautistas es que "sabemos más de lo que hacemos".
Practicar
el liderazgo cristiano en nuestras vidas requiere que estemos preparados para
movernos de lo teórico, aún de lo teológico,
a la aplicación práctica. Muchos de nosotros tenemos muchos libros sobre
liderazgo, pero es poco lo que aplicamos a nuestra vida. Stephen R. Covey en su
libro "Los 7 hábitos de las Personas
Altamente Efectivas" dice que el líder efectivo necesita:
(1) Ser proactivo, es decir, estar
dispuesto a actuar.
(2) Empezar teniendo el fin en la
mente.
(3)
Poner primero lo primero.
(4)
Pensar en ganar/ganar.
(5)
Buscar primero entender y luego ser entendido.
(6)
Sinergizar, es decir, trabajar al lado de otros.
(7)
Agudizar la vista.
La dimensión espiritual del
liderazgo.
Las
anteriores son grandes cualidades. De hecho, se puede encontrar respaldo
bíblico para cada una de ellas y verlas desde una perspectiva espiritual. La
pregunta es ¿estoy preparado para vivir estos estándares? ¿Realmente quiero ser
espiritualmente proactivo, es decir, estar dispuesto a actuar para hacer lo que
siento que el Espíritu de Dios me está moviendo a hacer? Si yo hago este compromiso, sabré que puedo
tener éxito, porque como Pablo nos recuerda: "Yo puedo hacer todas las cosas
por medio de Cristo quien me fortalece" (Fil. 4:13).
Aquí
hay una dificultad espiritualmente para nosotros hoy: "Se busca primero
entender que ser entendido". Nuestra naturaleza pecaminosa quiere hacer de
nosotros los número uno, no otra persona. Nosotros sabemos que el egoísmo del
ser humano es la raíz de donde se origina todo pecado.
Luego
está la idea de pensar en ganar/ganar, es decir que ambas partes ganen. En
nuestras relaciones hemos olvidado esta idea. Vivimos en un mundo tan
competitivo en el cual propugnamos por una situación de ganar/perder. Es tan
reñida la situación como la de "un perro comiéndose a otro perro".
Otra
virtud clave del líder cristiano es la voluntad de proveer una visión santa y
piadosa. Covey lo dijo con la frase "Empezar teniendo el fin en
mente". En Proverbios 29:18ª escuchamos a Salomón decir que, "Donde no hay visión, el
pueblo perece". Estamos de acuerdo con esto: ¡necesitamos una visión como
pueblo de Dios que somos... necesitamos la visión de Dios! Debemos desear ser
líderes espirituales que seamos sensibles a la guía y liderazgo del Espíritu
Santo, y así de esa manera compartir significativamente la visión de Dios.
La
idea de "Poner primero lo primero" es simplemente recordarnos que
necesitamos mantener nuestras prioridades espirituales. La pregunta es ¿qué es
lo que estamos buscando o persiguiendo? Josué lo puso muy claro al decir:
"pero mi casa y yo, serviremos al Señor" (Jos. 24:15b). Jesús dijo en
Mateo 6:33 que nuestras prioridades deben ser: "Buscar primeramente el
reino de Dios y su justicia, y todas las otras cosas nos serán dadas por
añadidura".
Dios
es monergista en nuestra salvación. "Mono" se traduce
"uno" del griego al español. El verbo "ergo"
se traduce "trabajar, obrar o laborar" del griego al español.
Para nuestra salvación sólo Dios obró. Nosotros no metimos ni las manos. No es
por obras, para que nadie se gloríe delante del Señor (Ef. 2:8). Pero en el
trabajo dentro de la iglesia Dios quiere que haya sinergismo, es decir, colaboración.
Ser
"sinergista" significa "trabajar, obrar o laborar al
lado de o junto a". ¡Esta es la manera en que la iglesia debe
trabajar! En vez de sólo esperar que el pastor o el equipo pastoral hagan todo
y tengan todas las respuestas porque para eso se le paga, los creyentes deben
saborear la verdad de que "dos son mejor que uno porque si uno se cae, el
otro lo levanta, y además, tendrán mejor paga por su trabajo". Toda clase
de ideas y programas pueden sacarse adelante cuando existe la convicción de que
estamos trabajando juntos para construir y extender el reino de Dios aquí en la
tierra.
El reto último del liderazgo: la
renovación del pueblo de Dios.
Mi
hábito favorito de los que listó Stephen Covey es la idea de "Agudizar la
vista". Esto involucra renovación. Esta idea corre a través de toda la Biblia. Esta palabra
o una relacionada con ella aparecen como en unos 16 versículos. Pero la idea es
mucho más amplia que esta cantidad. El versículo más familiar es probablemente
Romanos 12:2 (NVI) "No se adapten más a la forma del mundo actual, sino
sean transformados mediante la renovación de la mente".
Hemos
visto la lista de Stephen Covey en la que menciona los siete hábitos clave que
nos harán líderes más efectivos. James M. Kouzes y Barry Z. Fosner en su libro,
"El Reto del Liderazgo",
delinean cinco aspectos que según ellos son críticos si queremos ser líderes
exitosos. Ellos son: Retar al proceso; Capacitar a otros para que
actúen; Modelar el camino o la manera; Inspirar una Visión
Compartida; y Animar el Corazón. A la vez que se reconoce que dicho
libro fue escrito desde una perspectiva no cristiana, en él vemos cómo tales
principios son comunes a la enseñanza de la Palabra de Dios.
El mejor libro sobre liderazgo: La Biblia.
Es de
maravillarse que el mundo tome nuestros principios cristianos, las enseñanzas
de la Biblia ,
y las aplique a la comunidad de los negocios más efectivamente que lo que
nosotros lo hacemos a la iglesia. Pienso que todas las ideas de los notables
administradores (Kouzes y Fosner) son buenas, pero veo también que cada una de
ellas fue demostrada a través de la vida de Jesús. La pregunta es ésta, ¿están
siendo demostradas estas ideas en mi vida y en la vida de mi iglesia? Tomemos
sólo un ejemplo. ¿Estamos realmente trabajando "para capacitar a otros a
que actúen" en nuestras iglesias? ¿Estamos actualmente buscando ayudar a
nuestra gente a encontrar sus dones espirituales y así ayudarlos a que
desempeñen un ministerio específico que sería espiritualmente benéfico y pleno?
Practicar
el liderazgo cristiano requiere lo que Charles R. Swindoll nos reta a hacer a
través de su libro titulado "Viviendo por encima del nivel de la
mediocridad". Hay una cosa que nosotros debemos saber de hecho: Jesucristo
no fue una persona mediocre, ni espera que nosotros lo seamos. Por el
contrario, Swindoll nos dice cómo empezar el proceso de movernos a ser todo lo
que Dios quiere que seamos. El título del capítulo uno es "Empieza en tu
mente". En otras palabras, nosotros tenemos que querer ser altamente
efectivos en nuestro ministerio para el Señor Jesucristo.
Todo cristiano un enviado (misionero).
Ultimadamente,
cuando nos movemos para poner en práctica las implicaciones de ser líderes
cristianos, reconocemos que no hay tal distinción en lo que podríamos
considerar nuestra responsabilidad sagrada y la secular. La Palabra de Dios no nos
enseña que existe una dicotomía entre el aspecto espiritual de nuestro ser y
nuestra responsabilidad en nuestro trabajo, nuestro hogar o en la comunidad.
¡Toda nuestra vida está bajo el control de Dios! En Romanos 6:13b de la versión Biblia
Viviente leemos: "entréguense por completo a Dios, enteramente, porque ustedes han
escapado de la muerte y desean ser instrumentos en las manos de Dios que Él usa
para sus buenos propósitos". ¡Esto pone nuestras prioridades en su
debido lugar! Nuestras vidas no están departamentalizadas, con Dios solamente
al cargo de ciertas partes y de otras no. No, más bien Dios está directamente
relacionado con cada aspecto de nuestro ser.
El
hecho es éste. ¡Yo soy un enviado de/por Jesucristo! La cosa más bella es saber
y reconocer que Dios me ha dado dones, y a todo cristiano también, para hacer
todo aquello para lo cual fui llamado a hacer. De algo tengo que estar seguro: No
hay nada que Dios quiera que yo haga... que yo no pueda hacerlo... o que no
tenga de parte suya el poder necesario para hacerlo. Por el otro lado, no
hay manera que yo pueda cumplir el propósito de Dios en mi vida y ministerio
con mis propias fuerzas.
El reto real: conducir a la gente.
Me
gusta lo que dice Arnold Toynbee, "La chispa divina del poder creativo
está aún viva en nosotros, y, si tenemos la gracia para encender la flama,
entonces las estrellas en sus cursos no pueden evitar que nuestros esfuerzos
alcancen la meta del intento humano".
ÉXITO EN EL LIDERAZGO
Pienso
que sería muy cercano a la realidad decir que la mayoría de las personas desean
ser exitosas. Hasta este punto, no he conocido a alguien que su meta sea
fallar. Pero ¿cómo defines tú el éxito?
¿Cómo debe ser medido? Cuando llegues al final de tu vida y mires hacia atrás,
¿qué tendrás que ver para poder afirmar que tu vida fue un éxito? ¿O es, como
algunos han sugerido, un viaje más que un destino?
De
hecho, John Maxwell ha escrito un libro titulado, "El viaje exitoso."
¿Es el éxito algo que cualquiera puede alcanzar, o está reservado para una
pequeña élite con belleza y con cerebros a quienes les sucedió que estuvieron
en el lugar correcto en el momento justo? ¿Es éste el concepto del éxito
bíblico?
He
estado pensando acerca del éxito una buena cantidad de años. Me gustaría llegar
al final, mirar hacia atrás y ser capaz de decir que mi vida ha sido un éxito.
Durante el proceso de pensar acerca de lo que podría ser o parecer un concepto
cristiano del éxito, he arribado a una
definición de trabajo. Permíteme compartírtela, elaborarla un poco; y luego me
encantaría escuchar si estás de acuerdo o en desacuerdo conmigo y por qué.
"Éxito
es un proceso de mantener actitudes y motivos bíblicos, a la vez que procurar
mantener relaciones sanas con Dios y con la gente, mientras se alcanzan las
metas dadas por Dios a la luz de mis dones, llamado y capacidad. "
Hay
varios elementos:
1. Conocer y saber quién soy en Jesucristo
2. Trabajar dentro de los parámetros y
principios bíblicos
3. Mantener sanas relaciones con Dios y
con otras personas
4. Alcanzar las metas dadas por Dios
El
genuino liderazgo de éxito comienza con enfocar mi relación con Dios y su
Palabra. Poner metas y establecer planes que sean acordes o proporcionales con
lo que Él me ha hecho que yo sea. Y ya como líder cristiano soy parte de un
cuerpo, un equipo. Debo querer trabajar en el contexto de otras personas. He
enfatizado previamente la falacia de la mentalidad de un Llanero Solitario.
El
liderazgo cristiano de éxito tiene muy poco que ver con mi posición, poder,
posesiones o producción. No es un juego de números (contando monedas) aunque
muchos caen en esta trampa y error. Él es el Señor de la cosecha –de los
resultados. El éxito verdadero tiene mucho más que ver con relaciones, con
carácter (especialmente integridad), y opera más con quién soy yo, y de quién
soy. Ser fructífero es algo digno de
alabanza y deseable, pero es más un producto del éxito que un signo del éxito.
El mundo de los deportes, negocios y entretenimiento, así como el ministerio
cristiano vocacional están llenos de "fallas fructíferas." Mi
experiencia me ha enseñado que una persona puede ser un “éxito andando"
financieramente y fallar moral y relacionalmente. Dios tiene un estándar diferente.
Previamente
he mencionado el libro de John Maxwell. Él define el éxito como:
Conocer
tu propósito en la vida.
Crecer
o desarrollarse hasta alcanzar tu máximo potencial.
Sembrar
semillas que beneficien a otros.
Esto
es bueno hasta cierto punto--; pero, con todo el debido respeto a John, pienso
que el factor Dios está olvidado en su definición. No creo que un líder
cristiano pueda tener un verdadero éxito sin mantener una sólida relación
creciente con el Señor y ponerse metas que tengan su origen en Él. Metas que
sean agradables a Dios, dadas por Dios, fortalecidas por Dios son algo
esencial. ¿Tú, qué piensas?
Yo
creo que todos nosotros queremos ser exitosos. Para tener éxito, es necesario
tomar la iniciativa... Debemos conducir. De Jueces 5:2 aprendemos que cuando
los líderes de Israel condujeron valientemente al pueblo, la gente los siguió
alegremente. ¡Así que el reto es conducir, guiar!
En
Éxodo 14:15 en la
Biblia Viviente dice:"Jehová le dijo a Moisés: -deja de
orar y dile al pueblo que marche". Pienso que esto es lo que Dios quiere
que hagamos ... ser agresivos en proveer liderazgo cristiano moviéndonos con
determinación para cumplir su propósito en nuestras vidas, así como en los
lugares a donde Él nos ha llamado a servirle.